El hada de las letras y la aventura de Victoria



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y flores de colores, una hermosa niña llamada Victoria. A Victoria le encantaba leer cuentos antes de dormir, pero había algo que la hacía sentir diferente a los demás: sufría de disgrafía, lo que le dificultaba escribir con claridad y organizar sus ideas en el papel. Un día, mientras intentaba hacer su tarea de escritura en su escritorio lleno de lápices de colores, notó algo peculiar: unas pequeñas letras comenzaron a flotar alrededor de ella.

"¿Qué es esto?" se preguntó Victoria, maravillada.

Las letras danzaban graciosamente en el aire, formando palabras que reflejaban sus pensamientos: "sueños", —"aventuras" , —"magia" . Entonces, de entre las letras flotantes, apareció un hada muy especial con alas brillantes. Era el hada de las letras, una mágica guardiana de la escritura.

"Hola, Victoria," dijo el hada con una sonrisa cálida. "He venido a ayudarte. Sé que escribir puede ser un poco complicado para vos, pero tengo una sorpresa que te va a encantar."

"¿De verdad?" preguntó Victoria, con ojos llenos de esperanza.

"¡Sí! Te llevaré a un lugar donde las letras cobran vida. Allí podrás ver cómo se juntan, se ordenan y se transforman en palabras mágicas que cuentan historias!".

Sin pensarlo dos veces, Victoria tomó la mano del hada y juntas volaron hacia un reino repleto de letras flotantes.

Cuando llegaron, Victoria quedó asombrada. Había letras de todos los tamaños y colores, volando en un cielo lleno de arcoíris. Las letras formaban palabras y frases que danzaban al ritmo de la música que sonaba por todas partes.

"¡Bienvenida a la Tierra de las Letras!" gritó el hada, mientras una enorme —"S"  formaba una sonrisa junto a una —"E"  que hacía gestos.

"¿Puedo tocar a las letras?" preguntó Victoria, llena de curiosidad.

"¡Claro! Aquí las letras no solo son para escribir, sino que cada una tiene su propia esencia. Intenta decir una palabra y observa cómo responden!"

Victoria cerró los ojos y respiró profundo.

"Amistad…" murmuró.

De inmediato, empezó a sonar una melodía suave, y las letras comenzaron a acomodarse en el aire formando la palabra —"AMISTAD"  con destellos de luz.

"¡Wow! Esto es increíble, pero ¿cómo puedo hacer para que las letras se queden en el papel?" se preguntó Victoria.

"Eso es lo que vamos a aprender hoy," le contestó el hada. "Cada letra tiene su propio lugar y su propia familia, pero hay un secreto: la práctica y la paciencia son esenciales. Vamos a jugar con las palabras y al final, volverán contigo."

Las letras comenzaron a hacer juegos: algunas saltaban de una nube de colores a otra, mientras otras formaban frases divertidas. Victoria, emocionada, también se unió al juego, intentando organizarlas, y poco a poco empezó a notar cómo su confianza crecía.

"¿Ves?" le dijo el hada. "Cada letra tiene una personalidad; algunas son juguetonas, y otras son más serias, pero todas tienen su lugar. ¡Vamos a practicar!"

Victoria se sintió inspirada y, a medida que se divertía, comenzó a escribir en el aire con su dedo, y las letras la seguían, formando frases y palabras que brillaban mientras flotaban alrededor.

Tras un rato de juegos, el hada notó que el sol comenzaba a ocultarse. "Es momento de volver, Victoria. Pero recuerda, puedes llevarte a casa todo lo aprendido. Las letras flotantes volverán contigo y no te olvides de practicarlas a diario."

"¡Claro! Gracias, hada de las letras, ¡esto ha sido un sueño!" exclamó Victoria mientras el hada comenzaba a crear un camino de letras luminosas que los llevaría de regreso.

Una vez en su habitación, las letras flotantes se posaron delicadamente sobre su hoja, formándose en palabras ordenadas y perfectas. Victoria sonrió y se sintió llena de alegría y satisfacción.

Desde ese día, no volvió a temerle a la escritura, porque sabía que, con un poco de práctica y ayuda del hada de las letras, podía convertir sus sueños en realidad. Y así, comenzó a llenar cuadernos con historias mágicas y aventuras fantásticas, disfrutando del maravilloso mundo de las letras.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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