El Hada de los Biberones



En una cálida noche de verano, dos hermanos, Lucas y Valentina, se acomodaron en su cama mientras su madre les leía una historia fascinante. Esa noche, el libro contaba sobre un hada mágica que recogía los biberones de los niños que ya habían crecido. A cambio, dejaba un pequeño regalito como símbolo de que ahora eran grandes.

"¡Qué linda historia!" - dijo Valentina, emocionada. "¿Te imaginas si el hada viene a nuestra casa?".

"Sí, podríamos dejarle nuestros biberones, aunque ya hace mucho que no los usamos" - respondió Lucas, recordando su infancia.

Al día siguiente, mientras jugaban en el parque, la idea del hada quedó grabada en la mente de los hermanos. Decidieron hacer lo mismo que en el cuento y dejar sus biberones para el hada mágica.

"Lucas, vamos a buscar los biberones que tenemos guardados en el altillo" - sugirió Valentina.

Los dos subieron las escaleras, buscando entre cajas y juguetes viejos hasta que encontraron los biberones.

"Mirá, ¡están impecables!" - dijo Lucas, sosteniendo un biberón de colores brillantes. "Lo dejaremos afuera para el hada esta noche".

Al caer la noche, los hermanos prepararon una pequeña mesa en el patio. Colocaron los biberones y, emocionados, añadieron un dibujo que hicieron juntos, representando al hada y los regalitos.

"Que venga el hada mágica" - dijo Valentina, en voz alta. "Ya no usamos más esto, así que es hora de que lo recoja".

Después de un rato de espera, se metieron en la cama, con los ojos llenos de sueño pero muy emocionados por lo que pasaría.

A la mañana siguiente, despertaron ansiosos, corriendo hacia el patio. Pero al dar vuelta, se encontraron con algo sorprendente. Los biberones habían desaparecido, y en su lugar había un pequeño paquetito envuelto con un lazo brillante.

"¡Mirá, Valentina!" - gritó Lucas. "¡El hada sí vino!".

"Abrilo, abrilo!" - respondió Valentina, saltando de alegría. Lucas desató el moño y, al abrir el paquete, encontró algo mágico. Era un libro de cuentos, lleno de historias sobre hadas y aventuras.

"¡Es el libro que había visto en la librería!" - exclamó Lucas.

"Que lindo regalo, pero ¿cómo será que el hada supo lo que queríamos?" - se preguntó Valentina, intrigada.

Decidieron pensar en ello y, con sus nuevos cuentos, se sentaron en el pasto del patio a leer. Pero al abrir la primera página, descubrieron que había una nota dentro.

"¿Qué dice?" - preguntó Valentina.

Lucas empezó a leer en voz alta:

"Queridos Lucas y Valentina, gracias por compartir sus biberones. A veces, los regalos no son solo objetos, sino también momentos y recuerdos que se guardan en el corazón. Disfruten de cada historia y nunca dejen de soñar. Con cariño, el Hada de los Biberones".

Los hermanos se miraron sorprendidos.

"¿Ves?" - dijo Valentina, sonriendo. "El hada no solo sacó los biberones, también nos trajo un regalo que es una aventura".

Desde ese día, Lucas y Valentina nunca dejaron de soñar. Aprendieron que entregar algo que ya no necesitaban podía traerles magia y alegría, y que compartir siempre traía cosas buenas. Se prometieron siempre ayudar a otros y recordar las historias que los llevaban a soñar. Juntos, continuaron su camino, llenándolo de magia y aventuras, reescribiendo sus propias historias cada día.

Así, con el tiempo, los hermanos aprendieron que el verdadero regalo era la alegría de compartir y la capacidad de soñar, muy por encima de los objetos materiales. Y cada vez que escuchaban un cuento, recordaban aquella noche mágica con el hada de los biberones, sabiendo que en cada historia, había una nueva aventura por descubrir.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!