El hada dormilona
Había una vez en el bosque encantado un hada llamada Aurora.
Aurora era conocida por ser la más bondadosa y amable de todas las hadas, pero últimamente algo extraño le estaba sucediendo: no podía dejar de bostezar y siempre tenía los ojitos cerrados. Un día, mientras estaba intentando ayudar a los animales del bosque, se quedó dormida en medio de una conversación con un conejito.
Cuando despertó, se encontró rodeada por todos sus amigos del bosque, quienes estaban preocupados por ella. -¿Qué te sucede, querida Aurora? –preguntó el zorzal. -Siento mucho sueño todo el tiempo, no puedo evitarlo –respondió Aurora con voz adormilada.
Los animales se pusieron a pensar y finalmente la búho sabia sugirió: -Creo que necesitas ir a visitar a la sabia hada de las plantas, seguro ella podrá ayudarte. Sin perder tiempo, Aurora se puso en marcha hacia el rincón más lejano del bosque, donde habitaba la sabia hada de las plantas.
Al llegar, la sabia hada explicó que Aurora estaba perdiendo energía y sueño porque había descuidado su propia salud. Le recomendó que se tomara un descanso, que durmiera lo necesario, que se alimentara bien y que disfrutara de momentos de relajación.
Aurora siguió al pie de la letra los consejos de la sabia hada. Comenzó a hacer siestas, a comer frutas y vegetales, a tomar mucha agua y a meditar en la naturaleza.
Poco a poco, su energía y vitalidad regresaron, y pronto volvió a ser la Aurora alegre y activa que todos conocían. A partir de esa experiencia, Aurora aprendió que cuidar de sí misma era muy importante no solo para ella, sino también para poder seguir ayundando a los demás.
FIN.