El Hada Esperanza y su Viaje Sin Magia
En un bosque encantado, lleno de árboles altos y flores brillantes, vivía un hada llamada Esperanza. Era conocida por sus destellos mágicos y su capacidad de hacer que los sueños se hicieran realidad. Sin embargo, un día, algo extraordinario sucedió: Esperanza comenzó a perder su magia.
"¿Por qué no puedo volar como antes?" - se preguntaba mientras miraba a sus amigas hadas danzar en el aire.
Su amiga Lúmina, un hada de luz, voló hacia ella y dijo:
"Quizás necesitas un descanso, Esperanza. A veces, dar un paso atrás nos ayuda a encontrar nuestro camino de nuevo."
Esperanza suspiró, pero a pesar de los consejos de Lúmina, su magia no regresaba. Decidió buscar ayuda fuera del bosque, así que emprendió un viaje hacia la Montaña del Conocimiento, donde se decía que vivía un anciano sabio llamado Don Búho.
Al llegar a la montaña, encontró a Don Búho en su hogar.
"Hola, Don Búho. He perdido mi magia y no sé cómo recuperarla."
Don Búho, con sus grandes ojos sabios, la miró y le respondió:
"La magia no solo está en tus alas, querida hada. A veces se encuentra en lo que hacemos por los demás. ¿Has intentado ayudar a alguien?"
Esperanza pensó un momento y recordó que había una pequeña ardilla llamada Toby en el bosque que siempre tenía problemas para recolectar nueces.
"No, no he ayudado a nadie en un tiempo..." - respondió ella, algo avergonzada.
"Entonces ve, ayuda a Toby. Tu magia podría regresar de formas que no imaginas" - le dijo Don Búho con una voz sabia.
Esperanza regresó corriendo al bosque y buscó a Toby. Lo encontró bajo un árbol, intentando alcanzar unas nueces que estaban muy altas.
"¡Hola, Toby! ¿Necesitás ayuda con esas nueces?" - ofreció Esperanza.
"¡Oh, sí por favor! Siempre es tan difícil alcanzarlas..." - exclamó Toby, agradecido.
Esperanza se subió a la rama y, con mucho cuidado, empezó a hacer que las nueces cayeran al suelo. Toby se emocionó.
"¡Gracias, Esperanza! ¡Eres la mejor!" - gritó al ver las nueces caer.
Una vez que terminaron, algo curioso ocurrió. Un suave brillo comenzó a envolver a Esperanza. Sentía calidez en su corazón.
"¿Qué está pasando?" - preguntó sorprendida.
"No sé, pero se siente bien..." - respondió Toby, mientras se llenaban las manos de nueces.
Pasaron la tarde ayudando a otros habitantes del bosque. Ayudaron a una tortuga a cruzar un arroyo y a un pájaro a librarse de un hilo enredado en su pata. Cada vez que ayudaba a alguien, el brillo y la alegría llenaban el aire.
Finalmente, cuando se despidieron de Toby, Esperanza sintió que había recuperado su magia. Miró hacia el cielo y se encontró volando más alto que nunca.
"¡Don Búho tenía razón! La magia vive en el acto de dar y ayudar a otros."
Regresó con Lúmina y las demás hadas.
"¡Miren, volví a ser mágica!" - exclamó orgullosa.
"¡Lo sabíamos, Esperanza! Siempre supimos que tu magia estaba dentro de vos" - respondió Lúmina.
Desde aquel día, Esperanza nunca volvió a olvidar la importancia de ayudar a los demás. Aprendió que su magia no solo era una habilidad, sino una luz que brillaba cuando hacía el bien.
Y así, el bosque encantado fue un lugar aún más mágico, gracias a un hada que había aprendido que la verdadera magia viene del amor y la ayuda desinteresada. Y nunca perdió su brillo de nuevo.
FIN.