El hada mágica y la verdadera belleza



En un reino lejano, vivía una aprendiz de hada madrina llamada Violeta. Era una hada mágica y encantadora, pero desafortunadamente, era muy fea. A pesar de su inteligencia, bondad y maravillosos poderes mágicos, la gente siempre parecía centrarse en su aspecto exterior. Esto entristecía mucho a Violeta, quien anhelaba ser reconocida por lo que realmente era en su interior.

Un día, el rey del reino convocó a todas las hadas para un importante anuncio. Al llegar al castillo, las hadas se sorprendieron al escuchar al rey decir: "He decidido que la próxima fiesta real será en honor a la verdadera belleza interior. Quiero que todas las hadas demuestren sus virtudes más allá de su apariencia externa".

Violeta se emocionó al escuchar esto. Finalmente, tendría la oportunidad de demostrar que la verdadera belleza va más allá de lo que se ve a simple vista. Decidida a brillar en la fiesta, se puso manos a la obra.

Durante semanas, Violeta ayudó a los habitantes del reino de todas las maneras posibles. Con su magia, curó enfermedades, hizo florecer jardines y concedió deseos a aquellos que lo necesitaban. A medida que pasaba el tiempo, la gente del reino comenzó a darse cuenta de la bondad y generosidad de Violeta. Pronto, su fealdad se convirtió en algo insignificante comparado con el brillo de su corazón.

Llegó el día de la fiesta real, y todas las hadas se reunieron en el castillo. Una por una, demostraron sus dones y virtudes, pero cuando llegó el turno de Violeta, algo extraordinario sucedió. En lugar de usar su magia para deslumbrar a los presentes, simplemente habló desde el corazón. Explicó que la verdadera belleza radicaba en la bondad, la compasión y el amor que todos podemos ofrecer.

El rey y los habitantes del reino se conmovieron profundamente por las palabras de Violeta. Finalmente entendieron que la verdadera belleza no se limita a lo que se ve con los ojos, sino a lo que se siente en el corazón. A partir de ese día, Violeta fue honrada como la hada más sabia y bondadosa del reino, demostrando que la verdadera belleza reside en las acciones amorosas y desinteresadas que realizamos.

Y así, la fea apariencia de Violeta dejó de importar, ya que su luz interior brillaba más que cualquier cosa. Desde entonces, todos en el reino aprendieron a apreciar a las personas por lo que son en su interior, en lugar de su aspecto externo.

FIN.

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