El Hada que Cayó al Agua
En un hermoso bosque encantado llamado Faerielandia, vivía un hada muy especial llamada Lila. Era conocida por su risa contagiosa y su don de hacer florecer las plantas con solo tocarlas. Un día, mientras volaba feliz entre las flores, decidió acercarse a la laguna que brillaba con el reflejo del sol. Lila nunca había volado tan bajo.
"¡Qué linda se ve la laguna desde acá!", pensó emocionada. Pero en su alegría, no se dio cuenta de una ramita que sobresalía. Al pasar cerca de ella, Lila tropezó y, ¡plop! , cayó de cabeza en el agua.
"¡Ayuda!" - gritó Lila mientras intentaba salir a la superficie.
Los peces y ranas se acercaron rápidamente.
"¿Qué te pasó, Hada Lila?" - preguntó Roco, el pez payaso.
"Me caí, y ahora estoy muy mojada. No puedo volar así" - respondió Lila, intentando aletear, pero su cuerpo estaba demasiado pesado por el agua.
Los animales del agua, preocupados por su amiguita, comenzaron a debatir.
"Deberíamos ayudarla a secarse" - dijo Tita, la tortuga sabia.
"Pero, ¿cómo? No tenemos magia como ella" - se lamentó Roco.
Lila escuchó la conversación y, con una chispa de esperanza, dijo:
"No se preocupen, amigos. Quizás juntos podamos encontrar una manera".
Entonces, Tita propuso una idea brillante.
"Podríamos hacer una balsa con hojas grandes y ramas para sacarte a la orilla".
Los amigos comenzaron a trabajarlo. Juntaron hojas y ramas, y poco a poco construyeron una balsa. Lila los miraba con emoción.
"¡Eso es genial! Pero, ¿cómo voy a subir? Soy muy ligera y la balsa podría volcarse" - se preocupó Lila.
Roco, decidido a ayudar, contestó:
"Yo voy a nadar al lado para mantenerla equilibrada. Con mi peso, estaré seguro de que no se hunde".
Con mucho esfuerzo, lograron colocar a Lila en la balsa. Ella se sentía agradecida y, aunque estaban un poco nerviosos, todos empujaron hacia la orilla.
"¡Vamos, equipo! ¡Juntos podemos!" - los animó Lila.
Tras un largo y divertido viaje, finalmente llegaron al borde de la laguna. Lila saltó y dejó la balsa.
"¡Lo logramos! ¡No se hundió!" - celebró, abrazando a sus amigos.
"Siempre que estemos juntos, podemos hacer cualquier cosa" - dijo Tita con una sonrisa.
Pero Lila aún estaba mojada. Decidió que debía hacer algo para agradecer a sus amigos.
"Déjenme mostrarles mi magia" - dijo mientras levantaba las manos hacia el cielo. Al instante, un suave viento comenzó a soplar y brillantes destellos llenaron el aire. Las gotas de agua de Lila comenzaron a brillar y a danzar, secando sus alas y las de sus amigos.
"¡Wow!" - exclamaron todos.
"Es hermoso, Lila. Gracias" - dijo Roco.
"Me alegra que estén secos de nuevo. ¡Y puedo volar de nuevo!" - Lila tried mostrando sus alas brillantes.
Desde aquel día, Lila aprendió una importante lección: a veces, la vida puede desbalancearse, pero con amigos y cohesión, siempre se puede volver a la superficie. Y, por supuesto, no importa cuán mágicos seamos, todos necesitamos ayuda en algún momento.
Y así, Lila siguió volando por Faerielandia, siempre recordando el día que sus amigos le demostraron que juntos eran más fuertes.
Volvió junto a ellos a jugar por el bosque, disfrutando de la belleza de la naturaleza y recordando el valor de la amistad.
FIN.