El hada y la flor mágica



Había una vez en un pequeño bosque encantado, vivía un hada llamada Lila. A Lila le encantaba la primavera, cuando las flores comenzaban a florecer y el sol calentaba su piel.

Pero cuando llegaba el invierno, se ponía triste porque sus delicadas alas de mariposa se congelaban y no podía volar. Un día, mientras Lila estaba sentada en una rama contemplando la nieve caer, vio a unos niños jugando en el bosque.

Se acercó sigilosamente y los observó con alegría. Los niños reían mientras hacían muñecos de nieve y lanzaban bolas de nieve entre ellos.

Lila deseaba poder jugar con ellos también, pero sabía que si lo intentaba, sus frágiles alas se romperían por el frío del invierno. Triste y desanimada, decidió buscar ayuda para encontrar una solución. Caminó hasta llegar al árbol más viejo del bosque donde vivía el sabio búho Don Tito. El búho siempre tenía respuestas para todo tipo de preguntas.

"Don Tito", dijo Lila tímidamente. "¿Sabes cómo puedo evitar que mis alas se congelen en invierno?"El búho levantó su cabeza sabiamente y respondió: "Querida Lila, tienes que encontrar la flor del invierno mágico.

""La flor del invierno mágico?", preguntó sorprendida Lila. "Sí", contestó Don Tito. "Dicen que esta flor tiene el poder de mantener caliente cualquier cosa que toca. "Llena de esperanza e ilusión, Lila se puso en camino para encontrar la flor del invierno mágico.

Caminó por el bosque y buscó en cada rincón, pero no encontraba ninguna señal de la flor. Desanimada, Lila decidió regresar a casa cuando vio una pequeña lucecita brillante en medio de la nieve.

Se acercó curiosa y descubrió que era un fuego fatuo llamado Lucas. "Hola, soy Lucas", dijo el fuego fatuo con una sonrisa. "¿Estás buscando algo?"Lila explicó su problema y cómo estaba buscando desesperadamente la flor del invierno mágico.

Lucas le dijo que conocía un lugar especial donde crecían esas flores y se ofreció a guiarla hasta allí. Juntos, volaron a través del bosque hasta llegar a un claro lleno de hermosas flores blancas cubiertas de escarcha.

Eran las flores del invierno mágico que tanto había buscado Lila. Con cuidado, Lila recogió una flor y la sostuvo entre sus manos. Inmediatamente sintió cómo su calidez envolvía todo su cuerpo y sus alas dejaron de sentir frío.

Llena de alegría, Lila volvió al bosque donde los niños aún jugaban en la nieve. Con sus alas protegidas por el poder de la flor del invierno mágico, pudo volar junto a ellos y jugar sin preocuparse por congelarse.

Los niños quedaron maravillados al ver al hada jugar con ellos en pleno invierno. Todos juntos construyeron castillos de hielo e hicieron ángeles en la nieve.

A partir de ese día, Lila aprendió que siempre hay soluciones para los problemas y que nunca debe dejar de buscar ayuda cuando lo necesita. Además, entendió la importancia de cuidarse a sí misma para poder disfrutar de las cosas que más le gustaban.

Y así, cada invierno, Lila volaba por el bosque con sus alas protegidas por la flor del invierno mágico, jugando y riendo junto a los niños.

Y juntos descubrieron que incluso en los momentos más fríos y difíciles, siempre hay una manera de encontrar calidez y alegría si uno busca lo suficiente.

FIN.

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