El hechicero envidioso


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Dulce Amor, donde vivían Aime y Rodrigo.

Aime era una joven alegre y risueña, siempre con una sonrisa en el rostro, mientras que Rodrigo era un chico enamorado de los encantos de Aime. Un día soleado, Aime estaba paseando por el parque cuando escuchó una risa contagiosa que la hizo detenerse. Era Rodrigo, quien estaba contando chistes a un grupo de amigos.

A partir de ese momento, Aime y Rodrigo se volvieron inseparables. Se complementaban perfectamente: ella lo hacía reír con sus ocurrencias, y él admiraba su alegría y positividad. - ¡Hola, mi amor! -saludó Rodrigo con una gran sonrisa al ver a Aime llegar al parque.

- ¡Hola, cariño! ¿Qué travesuras tienes planeadas para hoy? -respondió Aime riendo. Ambos compartían sueños y metas en común. Querían tomar un curso de comercio online para aprender juntos y emprender un negocio propio.

Soñaban con viajar por el mundo y conocer lugares maravillosos, siempre felices y juntos.

Un día, mientras caminaban por el bosque encantado de Dulce Amor, se encontraron con un hada madrina que les dijo:"Queridos Aime y Rodrigo, veo en sus corazones un amor puro y sincero. Siempre mantengan viva la llama del cariño y la complicidad. "Emocionados por las palabras del hada madrina, siguieron su camino llenos de esperanza y amor. Pero no todo sería tan fácil en su historia de amor.

Un malvado hechicero llamado Envidia los observaba desde lejos con ojos llenos de celos. Decidió separarlos usando sus artimañas maléficas.

Una noche oscura, mientras Aime dormía plácidamente en su cama decorada con estrellas brillantes, el hechicero lanzó un maleficio sobre ella: desapareció su sonrisa radiante que tanto amaba Rodrigo. Al despertar al día siguiente sin poder sonreír ni reír como solía hacerlo antes, Aime sintió tristeza e incomodidad.

A pesar de esto, Rodrigo decidió demostrarle cuánto la quería más allá de cualquier circunstancia adversa. Entonces él tomó la guitarra, y comenzó a tocar una hermosa canción romántica dedicada a ella.

Un rayo mágico iluminó la habitación, y poco a poco, Aime recuperó su sonrisa gracias al gesto tan especial que había tenido Rodrigo para animarla nuevamente. Luego ambos bailaron bajo la luz encantada hasta caer rendidos abrazados sobre las sábanas bordadas del edredón azul celeste.

El hechicero Envidia comprendió entonces que el verdadero amor entre AimeyRodrigo era mucho más fuerte que cualquier maleficio que pudiera intentar lanzarles. Así decidido, deshizo sus planes malignos dándose cuenta finalmente del valor real del afecto sincero entre dos personas comprometidas profundamente.

El hadamadrina regresóa tiempo justo para sellarsu reconciliación definitivacon ellosbendiciendo asísu futura vida juntos llena demomentosespecialescompartidosenriquecidospor haber superadola prueba dela adversidadcon éxito. Desde aquel día, AimeyRodrigonunca dejaronde recordarel valordel amory respetomutuoentre ellos. Caminaronjuntoshaciadelante, enfrentandotodos losdesafíosalolargode susexperienciascomoparejaaprendiendo siempreuno deldel otrocreciendoyfortaleciéndosecomo equipoindisolublecapazde enfrentarcualquier obstáculoquepudieransurgiren sucamino. Elvivirenfelicidadpor siempre, juntoalcanzandolas metaspropuestaspara suprogresoy realizaciónpersonalconvirtiósesu mayoranhelohecho realidad.

Y colorín, colorado este cuento ha terminado, puesAimeyRodrigovivieronfelices parasiemprejamás, jamás, jamás... ¡Fin!

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