El hechizo de la amistad



Había una vez, en un hermoso castillo en España, una bruja muy mala llamada Morgana. Morgana vivía sola en el castillo y siempre estaba enfadada. No le gustaba compartir ni ser amable con los demás.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al castillo, Morgana encontró a un lindo perro callejero llamado Max. Max se acercó a ella moviendo su cola y Morgana lo miró con desprecio.

"¡Fuera de aquí, perro sucio!", gritó la bruja malvada. Pero Max no se asustó y siguió cerca de ella. Morgana intentó ahuyentarlo varias veces, pero el perro siempre volvía a buscarla. Poco a poco, Max comenzó a ganarse el corazón de la bruja mala.

Una tarde lluviosa, mientras Morgana estaba sentada junto al fuego del castillo, escuchó unos ruiditos provenientes de afuera. Al asomarse por la ventana, vio que Max estaba empapado y temblando bajo la lluvia. "Pobre perro", susurró Morgana con tristeza.

Sin pensarlo dos veces, abrió las puertas del castillo para dejar entrar a Max. Le dio un baño caliente y lo secó cuidadosamente. Luego le ofreció comida y agua fresca.

A medida que pasaban los días, Morgana descubrió que tenía mucho amor para darle a ese pequeño perro callejero. Se dieron cuenta de que ya no querían estar separados nunca más. La noticia sobre la transformación de la bruja mala se extendió rápidamente por todo el reino.

Los habitantes del castillo y los aldeanos quedaron sorprendidos al ver a Morgana sonreír y ser amable con todos. La bruja buena y Max se convirtieron en los protectores del reino.

Ayudaban a las personas que necesitaban ayuda, cuidaban de los animales y plantas, y siempre estaban dispuestos a escuchar y brindar apoyo. Con el tiempo, Morgana decidió abrir las puertas de su castillo para que otras personas pudieran vivir allí.

El castillo se llenó de risas, juegos y mucha alegría. Morgana aprendió que no hay nada más valioso que el amor y la amistad. Descubrió que ser amable con los demás hace sentir bien en el corazón.

Y así, la bruja mala se convirtió en una bruja buena gracias a un pequeño perro llamado Max. Juntos, vivieron felices para siempre en su hermoso castillo en España. Fin

FIN.

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