El Hechizo de La Luz



En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, había un niño llamado Tomás, quien era conocido por su curiosidad insaciable. Un día, mientras exploraba el desván de su abuelo, se topó con un rincón secreto cubierto de telarañas. Al acercarse, se dio cuenta de que tenía que ver más de cerca.

"¿Qué habrá aquí?" - se preguntó Tomás, mientras movía un viejo baúl lleno de juguetes olvidados. De repente, una pequeña puerta se abrió, revelando un espacio oscuro y misterioso.

En el interior, encontró un libro polvoriento, su cubierta desgastada mostraba un extraño simbolismo. Con manos temblorosas, lo abrió.

"¡Guau!", - exclamó Tomás. "Este libro tiene un hechizo para alumbrar la oscuridad!".

Tomás no podía creer lo que leía. Con gran emoción, decidió realizar el hechizo:

"Luz que brilla, sombra que se va, alumbrame el camino, y quiero ver más allá" – recitó en voz alta.

Al terminar de pronunciar el hechizo, una suave luz comenzó a emanar del libro. La habitación se iluminó y, de repente, una pista escondida apareció en el suelo, trazando una flecha dorada que resplandecía.

"¡Mirá eso!", - gritó Tomás, saltando de alegría. "¡Es una pista!".

Siguiendo la flecha, se encontró caminando por un breve pasillo y pronto llegó a una sala. Allí, en el centro, estaba un cofre antiguo. Tomás se acercó y, con la luz del libro iluminando su camino, logró abrirlo. Dentro, había una llave brillante y un pequeño pergamino que decía:

"La clave para el siguiente desafío es creer en ti mismo y nunca rendirte".

"¿Qué será lo próximo que deba hacer?" - se preguntó, mientras se guardaba la llave en el bolsillo. Con su corazón lleno de valentía, Tomás pensó en todas las aventuras que había tenido y en lo importante que era no rendirse.

Antes de salir de la sala, miró hacia atrás y dijo:

"Gracias, libro extraña. Esta luz me ha mostrado el camino, pero mi corazón me guiará siempre".

Tomás había aprendido una valiosa lección: no importa cuán oscura parezca la vida, siempre habrá una luz que nos ayude a encontrar el camino, siempre que creamos en nosotros mismos. Y así, siguió su camino hacia nuevas aventuras, llevando en su corazón la luz de la confianza y la perseverancia.

FIN.

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