El hechizo de la unidad



Había una vez en un lejano pueblo mágico llamado Encantoluna, donde se encontraba la famosa Escuela de Hechicería "Estrella Brillante". En esta escuela, los jóvenes aprendices de magia practicaban hechizos y pociones bajo la tutela de los sabios maestros.

Un día, un grupo de personas del pueblo que no creían en la magia y temían su poder decidieron tomar medidas extremas.

Se reunieron a las afueras de la escuela con antorchas encendidas y bidones de aceite, decididos a prender fuego al edificio para acabar con lo que consideraban una amenaza. En medio del caos y el peligro inminente, cinco valientes estudiantes de la escuela: Valeria, Martín, Sofía, Juan y Lucía se dieron cuenta del terrible plan.

Decidieron actuar rápidamente para salvar su hogar y proteger a sus amigos y maestros. - ¡Tenemos que hacer algo! ¡No podemos permitir que quemen nuestra escuela! -exclamó Valeria con determinación. - Tengo una idea -dijo Martín-.

Conozco un hechizo para crear una barrera protectora alrededor del edificio. Necesitaremos trabajar juntos para lograrlo. Los cinco jóvenes se tomaron de las manos y comenzaron a recitar el antiguo hechizo mientras brillaban con una luz intensa.

Poco a poco, una barrera mágica fue surgiendo alrededor de la Escuela Estrella Brillante, protegiéndola del fuego amenazante. Los habitantes furiosos intentaron lanzar las antorchas contra la escuela, pero estas se apagaban misteriosamente al acercarse a la barrera protectora.

Sorprendidos por lo ocurrido, retrocedieron lentamente hasta desaparecer en la oscuridad de la noche. - ¡Lo logramos! -exclamaron los jóvenes emocionados mientras se abrazaban celebrando su victoria.

Al día siguiente, el director de la escuela felicitó a Valeria, Martín, Sofía, Juan y Lucía por su valentía y astucia para proteger su hogar. Los nombró guardianes honoríficos de Encantoluna y les prometió seguir enseñándoles todo lo necesario para convertirse en grandes hechiceros.

Desde ese día en adelante, los cinco amigos continuaron estudiando arduamente en la Escuela Estrella Brillante mientras compartían sus conocimientos con otros estudiantes. Juntos demostraron que con valentía, trabajo en equipo y confianza en ellos mismos podían superar cualquier desafío que se les presentara.

Y así, Encantoluna siguió siendo un lugar lleno de magia y aprendizaje donde todos eran bienvenidos a creer en el poder de los sueños y la amistad verdadera.

FIN.

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