El hechizo de las princesas



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Encantada, donde todos los niños y niñas eran muy traviesos y soñaban con vivir grandes aventuras. Pero había uno en particular que se destacaba por su imaginación desbordante: Lucas.

Lucas era un niño de cabello rizado y ojos brillantes, siempre llevaba consigo una escoba mágica que encontró en el viejo ático de su casa.

Aunque sus padres no le permitían volar con ella, Lucas pasaba horas jugando a ser un valiente príncipe montado en su leal corcel. Un día, mientras exploraba el bosque cercano al pueblo, Lucas descubrió una cueva escondida detrás de unas gigantescas rocas.

Sin pensarlo dos veces, entró emocionado para ver qué maravillas encontraba allí dentro. Dentro de la cueva había un libro antiguo y polvoriento sobre hechizos mágicos. Lucas lo tomó entre sus manos y comenzó a hojearlo curioso.

De repente, se detuvo en una página que decía: "Hechizo para convertir niños y niñas en valientes princesas".

Sin pensarlo dos veces, pronunció las palabras mágicas del hechizo al pie de la letra:- ¡Escoba querida, hazme volar! ¡Niños y niñas conviértanse en princesas sin par! Inmediatamente después de recitar el hechizo, algo inesperado ocurrió: todas las escobas del pueblo cobraron vida y empezaron a volar hacia los niños y niñas del lugar. Los pequeños fueron transformados en hermosas princesas con vestidos brillantes y coronas en sus cabezas.

Lucas, al ver lo que había hecho, se sintió culpable y asustado. No sabía cómo deshacer el hechizo y temía las consecuencias de su travesura. Las princesas, por otro lado, estaban encantadas con su nueva apariencia.

Se miraban en los charcos del camino y reían a carcajadas mientras giraban en círculos con sus vestidos de colores. Pero pronto se dieron cuenta de que ser una princesa no era solo lucir bonita, sino también comportarse como tal.

Entonces decidieron buscar a Lucas para pedirle ayuda. - ¡Lucas! ¡Por favor ven aquí! -exclamaron todas al unísono. Lucas se acercó tímidamente hacia ellas, sintiéndose avergonzado por lo que había hecho. - Lo siento mucho chicas. No quería causar problemas.

¿Cómo puedo ayudarlas? Las princesas sonrieron comprensivas y dijeron:- Necesitamos encontrar la página del libro donde está el contrahechizo para volver a ser niños y niñas.

Nosotras también aprendimos una lección importante: ser valientes no significa solo tener coraje físico, sino también valor para enfrentar nuestros errores y aprender de ellos. Juntos buscaron en cada rincón del libro hasta encontrar la página deseada.

Lucas pronunció las palabras mágicas inversas:- ¡Niñas y niños vuelvan a ser! ¡Escobas regresen a dormir! De inmediato, todas las escobas volvieron a su estado original y los pequeños recuperaron su aspecto habitual. Agradecidas por la lección aprendida, las princesas y Lucas decidieron organizar un festival para celebrar la valentía en todas sus formas.

En ese día especial, todos los niños y niñas de Villa Encantada se reunieron en el parque principal para disfrutar de juegos, música y risas.

Desde aquel día, Lucas entendió que la verdadera valentía no está solo en aventuras fantásticas, sino también en reconocer nuestros errores y aprender de ellos. Y así, vivieron felices en Villa Encantada, donde los sueños se hacen realidad cuando se mezclan con un poquito de responsabilidad.

FIN.

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