El hechizo de las vocales



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Vocaltown, cinco amigos muy especiales: A, E, I, O y U. Ellos eran las vocales del abecedario y vivían juntos en una casita de colores.

Un día soleado, mientras jugaban en el jardín de su casa, se dieron cuenta de que algo extraño estaba sucediendo. Las palabras del pueblo estaban perdiendo su sonido correcto. Por ejemplo, —"casa"  sonaba como —"cosa" , —"perro"  sonaba como —"piri"  y así sucesivamente.

Las vocales se preocuparon mucho porque sabían que sin ellas las palabras no tendrían sentido. Decidieron investigar qué estaba pasando y salieron en busca de respuestas.

Primero fueron a ver al señor Consonante, quien siempre les ayudaba cuando tenían problemas con las palabras. Pero el señor Consonante les dijo que no sabía qué estaba pasando y que él también tenía dificultades para entender lo que la gente decía. Entonces decidieron visitar a la señora Diccionaria, la bibliotecaria del pueblo.

Ella era muy inteligente y conocía todas las palabras del mundo. Les explicó que había un hechizo mágico sobre Vocaltown que estaba haciendo desaparecer el sonido de las vocales.

Las vocales se sintieron tristes pero decididas a resolver ese problema. La señora Diccionaria les dio un libro antiguo lleno de conjuros mágicos para deshacer el hechizo. Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, las vocales aprendieron los conjuros necesarios para devolverles su sonido a las palabras.

Practicaron pronunciación durante días enteros, repitiendo palabras una y otra vez. Finalmente, estaban listas para enfrentar al hechicero que había lanzado el maleficio sobre Vocaltown. Fueron hasta su guarida y lo desafiaron a un duelo de pronunciación.

El hechicero se rió de ellas y pensó que sería fácil ganar. Pero las vocales pronunciaron cada palabra con tanta fuerza y claridad que el hechicero se quedó atónito. No podía creer cómo las vocales habían recuperado su poder.

El hechizo fue roto y todas las palabras en Vocaltown volvieron a sonar correctamente. Los habitantes del pueblo estaban muy felices y agradecidos con las vocales por haberles devuelto sus palabras.

Desde ese día, A, E, I, O y U fueron consideradas como héroes en Vocaltown. Todos los niños del pueblo aprendieron la importancia de pronunciar bien las palabras con las vocales y nunca más olvidaron su sonido correcto.

Y así, gracias al esfuerzo y valentía de estas cinco amigas vocales, el pueblo de Vocaltown vivió felizmente siempre después.

FIN.

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