El hechizo del estornudo en la escuela de la profesora Pizarrón



Había una vez en una escuela muy especial, donde los niños y niñas aprendían de forma divertida y emocionante. En ese salón de clases, la profesora Pizarrón enseñaba a sus alumnos con mucha dedicación y cariño.

Un día, mientras la profesora Pizarrón explicaba una lección sobre las plantas, el compañero del salón, Lucas, sintió un fuerte estornudo que retumbó en toda la sala. La profesora se detuvo por un momento y miró a Lucas con preocupación.

"¡Bless you! ¿Estás bien, Lucas?", preguntó la profesora Pizarrón mientras le entregaba un pañuelo para que se limpiara la nariz. Lucas asintió con vergüenza y se disculpó por interrumpir la clase.

La profesora lo tranquilizó y le recordó que todos podemos tener un estornudo en cualquier momento. Después de limpiarse la nariz, Lucas se sintió más aliviado y pudo prestar atención nuevamente a la clase.

Sin embargo, algo extraño comenzó a suceder: cada vez que alguien estornudaba en el salón de clases, algo mágico ocurría. El siguiente en estornudar fue Martina, una niña muy curiosa que siempre tenía preguntas sobre todo. Cuando estornudó, todas las plantas del salón crecieron de repente y florecieron con hermosos colores brillantes.

"¡Wow! ¡Miren lo que pasó!", exclamaron los niños emocionados al ver el milagro frente a sus ojos. La profesora Pizarrón sonrió ante el asombro de sus alumnos y decidió hacer un experimento.

Les pidió a todos los niños del salón que pensaran en algo positivo antes de estornudar para ver qué sucedía. Uno por uno, los niños comenzaron a estornudar pensando en cosas maravillosas: amor, amistad, alegría.

Y cada vez que lo hacían, algo extraordinario ocurría: juguetes cobraban vida, libros volaban alrededor de la sala formando historias fantásticas e incluso apareció un arcoíris brillante sobre el techo del salón. Los niños no podían contener su emoción ante tantos momentos mágicos e inolvidables.

La risa y la felicidad llenaban el ambiente mientras descubrían juntos el poder de pensar positivamente. Al finalizar la clase, la profesora Pizarrón reunió a todos los niños alrededor del pizarrón para darles las gracias por compartir esa experiencia única e increíble.

"Recuerden siempre que nuestros pensamientos tienen mucho poder", les dijo con voz cálida. "Siempre piensen en cosas buenas y positivas porque pueden traer magia a nuestras vidas".

Desde ese día, el compañero del salón ya no solo era conocido por su fuerte estornudo sino también por ser parte de aventuras llenas de color y alegría junto a sus amigos. Y así continuaron aprendiendo juntos en ese maravilloso lugar donde todo era posible si creían en ello.

FIN.

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