El hechizo luminoso



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos hermanos llamados Zapate y Zapata. Zapate era un niño muy especial, ya que tenía el don de hacer magia.

Desde pequeño, descubrió que podía realizar hechizos increíbles con solo mover su varita mágica. Por otro lado, Zapata soñaba con ser una princesa. Pasaba horas leyendo cuentos de hadas y admirando a las princesas valientes y hermosas.

Un día, decidió pedirle a su hermano mayor que la convirtiera en una verdadera princesa. "Zapate, por favor, conviérteme en una bella princesa", le suplicó Zapata con ojos brillantes. Zapate sonrió y accedió a conceder el deseo de su hermana.

Recitó un conjuro antiguo y agitó su varita mágica sobre ella. Pero algo salió mal: se tropezó al pronunciar las palabras finales del hechizo. En ese momento, ocurrió algo inesperado.

En lugar de convertirse en una princesa hermosa, Zapata se transformó en la bruja más malvada del pueblo. Su rostro se llenó de verrugas verdes y su risa se volvió siniestra. Zapate quedó horrorizado al ver lo que había hecho sin querer a su amada hermana.

Se sintió culpable por no haber sido lo suficientemente precavido al lanzar el hechizo. Decidido a solucionar su error, Zapate buscó libros antiguos de magia para encontrar un contraconjuro que pudiera revertir la transformación maligna de Zapata. Estudió día y noche hasta que finalmente encontró la respuesta.

Con su varita mágica en mano, Zapate se acercó a Zapata y le pidió perdón por lo ocurrido. "Hermana, lamento mucho mi error. Haré todo lo posible para arreglarlo", dijo con voz entrecortada.

Zapata, aún enfadada por su nueva apariencia, aceptó las disculpas de su hermano y decidió darle una oportunidad para cambiar las cosas.

Juntos, los hermanos emprendieron un viaje hacia el bosque encantado en busca de un ingrediente especial necesario para el contraconjuro: una flor mágica llamada Flor Luminosa. Esta flor solo florecía durante la luna llena y tenía el poder de conceder deseos buenos y puros. Durante su travesía, enfrentaron numerosos desafíos y peligros.

Se encontraron con criaturas fantásticas como duendes juguetones y hadas amistosas que les brindaron ayuda en su misión. Finalmente, llegaron al lugar donde crecían las Flores Luminosas bajo la luz de la luna llena.

Con cuidado, Zapate recolectó una de ellas mientras Zapata mantenía la esperanza en su corazón. De regreso en casa, Zapate preparó un nuevo hechizo utilizando la Flor Luminosa como ingrediente principal. Pronunciando cada palabra con precisión esta vez, lanzó el hechizo sobre Zapata.

Un destello brillante envolvió a Zapata mientras el conjuro hacía efecto. Poco a poco, sus verrugas desaparecieron y su risa siniestra se convirtió en una risa cálida y alegre. Cuando el destello desapareció por completo, Zapata volvió a ser la hermana cariñosa y amable que siempre había sido.

Ambos hermanos se abrazaron emocionados por haber superado juntos aquel difícil desafío.

A partir de ese día, Zapate y Zapata aprendieron una valiosa lección: los errores pueden ocurrir, pero lo importante es asumir la responsabilidad y hacer todo lo posible para enmendarlos. Además, descubrieron que el amor fraternal era más fuerte que cualquier hechizo o encantamiento.

Desde entonces, Zapate continuó practicando su magia con mayor precaución, mientras que Zapata apreciaba aún más su vida como ella misma, sin necesidad de convertirse en alguien diferente. Y así vivieron felices para siempre, recordando siempre el poder del amor y la importancia de aceptarse mutuamente tal como eran.

FIN.

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