El helado de la amistad




María y Julieta eran dos amigas inseparables. Les encantaba jugar juntas, reírse y, sobre todo, compartir todo. Un caluroso día de verano, decidieron ir a la heladería para disfrutar de un delicioso helado.

Con mucha emoción, eligieron sus sabores favoritos y empezaron a disfrutar de su helado.

Pero en un descuido, María le quitó un poco de helado a Julieta, ¡y eso a Julieta no le gustó para nada! En un arranque de enojo, Julieta le quitó violentamente el helado a María y lo tiró al suelo. María, ¿herida por la acción de su amiga, comenzó a llorar. En ese momento, su papá, que las había estado observando, se acercó a ellas con un gesto serio.

- ¿Qué pasó aquí? – preguntó el papá. - Julieta me quitó el helado y lo tiró al suelo, ¡no es justo! – respondió María entre sollozos.

- No es correcto quitarse las cosas o lastimar a alguien, ni siquiera en medio de una pelea – dijo el papá con firmeza. Las dos niñas se miraron avergonzadas por su comportamiento.

El papá tomó un momento para respirar hondo y luego continuó: - Las discusiones y las peleas pasan, pero lo importante es resolver los problemas de forma pacífica y con respeto. Deben aprender a compartir y a ser comprensivas la una con la otra.

María miró a su amiga y, con una sonrisa tímida, le dijo: - Lo siento, Julieta, no debería haberte quitado el helado. Y Julieta, sintiéndose arrepentida, respondió: - Yo también lo siento, María. No debí quitarte el helado de esa forma. Las dos se abrazaron y se disculparon.

Luego, entre risas, decidieron compartir el helado que quedaba y juntas limpiaron el desastre que habían causado. Desde ese día, María y Julieta aprendieron a resolver sus diferencias de manera pacífica, a compartir, a ser comprensivas y sobre todo, a valorar su amistad por encima de cualquier conflicto.

FIN.

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