El Helefante y su Gran Familia



Había una vez en la vasta y colorida sabana africana, un elefante llamado Eleo. Eleo era un Elefante muy especial, no solo porque era el más grande de su manada, sino porque tenía una particularidad: en lugar de su trompa larga, tenía un ‘helefante’ que era una combinación entre un elefante y un enorme pez globo, lo que le daba un aspecto muy divertido.

Un día, mientras navegaba por el río buscando alimentos, se cruzó con un grupo de animales. Ellos lo miraban con curiosidad y un poco de miedo.

"¿Qué sos?" - preguntó una jirafa alta, estirando su cuello hacia Eleo.

"Soy Eleo, el helefante. No te asustes, no muerdo. ¡Vengo en paz!" - respondió Eleo, moviendo su cola de pez globo de manera amistosa.

Los animales se miraron entre ellos y decidieron acercarse. Entre ellos estaban Zuri, la jirafa, Timi, el loro, y Momo, el mono.

"¿Por qué tenés esa forma tan extraña?" - inquirió Momo, curioso por naturaleza.

"Porque soy único, como cada uno de ustedes. Todos tenemos algo que nos hace especiales. ¿No es cierto?" - dijo Eleo, sonriendo.

Los animales se sintieron mejor al escuchar eso, y empezaron a contar sus propias historias sobre lo que los hacía únicos. Timi, con sus plumas de colores brillantes, afirmó:

"Yo puedo volar alto y ver todo desde el cielo, eso es especial".

"Y yo tengo el cuello más largo, lo que me permite alcanzar las hojas más frescas" - agregó Zuri.

Mientras charlaban, un estruendo repentino hizo vibrar el suelo. Era una manada de búfalos que venía corriendo, asustados por un rugido de un león que había aparecido.

"¡Corran!" - gritó Momo, haciendo una mueca y empezando a trepar por la rama más alta de un árbol.

"¿Y nosotros qué hacemos?" - preguntó Timi, aterrorizado.

"No puedo dejarlos solos. ¡Necesitamos organizarnos!" - se atrevió Eleo.

Pensando rápidamente, Eleo se dio cuenta de que, dada su gran altura y su cuerpo fuerte, podía ayudar a sus amigos.

"Zuri, vos usá tu cuello largo para hacer de puente y que los demás pasen. Timi, volá arriba del río y guía a los búfalos. Y Momo, quédate en el árbol y grita cuando vengan".

Los amigos, motivados por la valiente propuesta de Eleo, comenzaron a trabajar juntos. Zuri estiró su largo cuello para que todos pudieran cruzar, Timi voló bajo guiando a los búfalos y Momo avisaba desde su perchero elevado.

Cuando todos finalmente se juntaron, ya estaban a salvo.

"¡Lo logramos!" - exclamó Zuri, feliz de haber estado juntos.

"Gracias, Eleo. Sin vos no lo hubiéramos logrado" - dijo Timi.

"Eres un verdadero héroe" - agregó Momo, sonriendo.

Eleo se rió y dijo:

"No soy un héroe, solo un amigo. Cuando trabajamos juntos, somos invencibles. ¡Recuerden esto para siempre! Cada uno de nosotros tiene algo valioso que aportar. Juntos somos una gran familia".

Así, desde ese día, los cuatro amigos aprendieron la importancia de la unión y de aceptar cada diferencia. Juntos exploraron la sabana, ayudando a otros animales y difundiendo alegría. Y cada vez que se encontraban con alguien que se sentía diferente o fuera de lugar, siempre compartían la historia del helefante para inspirarlos a encontrar su propio valor y el de su familia.

Y así, en la sabana del corazón, Eleo y su manada de amigos únicos vivieron felices, aprendiendo y creciendo juntos, demostrando que la verdadera fuerza reside en la amistad y la aceptación de la diversidad.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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