El héroe de Ayres Plaza



Pedro cacarilo era un obrero muy trabajador del barrio Ayres Plaza. Siempre estaba dispuesto a ayudar en lo que fuera necesario y se ganó el cariño de todos los vecinos.

Un día, mientras estaba trabajando en la construcción de una casa, Pedro vio una gran excavadora estacionada en la calle. Se acercó para verla mejor y sintió una fuerte emoción al pensar que algún día podría ser él quien manejara esa máquina.

Desde ese momento, Pedro decidió que iba a hacer todo lo posible por aprender a manejar excavadoras. Así que comenzó a investigar y preguntar entre sus compañeros de trabajo sobre cómo funcionaban esas grandes máquinas.

Al principio, muchos se burlaron de él y le dijeron que era imposible aprender a manejar una excavadora si no había ido a la escuela para ello. Pero Pedro no se rindió y siguió investigando por su cuenta.

Un día, tuvo la oportunidad de hablar con el dueño de la empresa constructora para la que trabajaba. Le explicó su sueño de manejar excavadoras y le pidió si podía enseñarle. El dueño accedió sorprendido por el entusiasmo de Pedro.

Así fue como empezaron las clases prácticas con el dueño como profesor particular. A pesar de las dificultades iniciales, poco a poco Pedro fue aprendiendo los trucos para manejar correctamente la máquina.

Sin embargo, un día ocurrió algo inesperado: mientras Pedro estaba manejando una excavadora cerca del centro comercial del barrio, se encontraron con un grupo de niños jugando en el parque cercano. Uno de ellos, llamado Tomás, se acercó a Pedro y le preguntó qué estaba haciendo. Pedro le explicó que estaba manejando una excavadora.

A Tomás le pareció muy interesante y le preguntó si podía enseñarle un poco. Pedro aceptó encantado y juntos empezaron a jugar con la máquina.

Pero de repente, algo salió mal: la excavadora se descontroló y empezó a avanzar hacia el centro comercial a toda velocidad. Todos los vecinos del barrio corrieron para intentar detenerla, pero fue Pedro quien logró subir nuevamente a la máquina y manejarla correctamente para evitar que ocurriera una catástrofe.

Desde ese día, todos los vecinos del barrio Ayres Plaza admiraron aún más a Pedro cacarilo. Él les demostró que nunca hay que rendirse ante las dificultades, que siempre es posible aprender cosas nuevas y ayudar al prójimo en situaciones difíciles.

Y así fue como Pedro cacarilo se convirtió en el héroe del barrio Ayres Plaza gracias al sueño de manejar excavadoras que lo llevó mucho más allá de lo que había imaginado.

FIN.

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