El Héroe de la Mano Gigante
En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivía un niño llamado Juan. Juan era muy especial, ya que desde que nació tenía una mano gigante, mucho más grande que la otra.
Al principio, los habitantes del pueblo se sorprendieron y algunos incluso tenían miedo de él. Pero pronto descubrieron lo extraordinario que era su don. Un día, mientras Juan estaba caminando por el bosque cercano al pueblo, escuchó gritos de auxilio.
Se acercó corriendo y vio a un grupo de personas atrapadas en medio de un incendio forestal. Sin dudarlo, Juan extendió su mano gigante y comenzó a sacar a las personas una por una, llevándolas a un lugar seguro.
- ¡Gracias, Juan! ¡Eres nuestro héroe! -gritaban las personas rescatadas mientras lo abrazaban emocionadas. Desde ese día, la noticia sobre el increíble poder de Juan se difundió rápidamente por todo el pueblo.
Todos empezaron a pedirle ayuda en situaciones de emergencia y él nunca dudaba en actuar. Rescató gatitos atrapados en árboles altos, ayudó a sacar autos atascados en el barro e incluso detuvo ladrones con su fuerza sobrenatural. Pero no todo fue fácil para Juan.
Algunas personas celosas de su don intentaron hacerle daño o ridiculizarlo. Sin embargo, Juan siempre mantuvo la frente en alto y siguió usando su mano gigante para hacer el bien sin importar las críticas.
Un día, cuando una fuerte tormenta azotaba el pueblo y muchas casas estaban a punto de inundarse por culpa de un desborde del río cercano, todos miraron hacia Juan en busca de ayuda. - ¡Juan! ¡Por favor ayúdanos a contener el agua con tu mano gigante! -gritó la gente desesperada.
Juan asintió con determinación y corrió hacia el río. Extendió su mano gigante lo más que pudo e impidió que las aguas siguieran subiendo, salvando así muchas casas y evitando una tragedia mayor.
El pueblo entero se reunió alrededor de Juan para darle las gracias y reconocerlo como el verdadero héroe que era. Desde ese día, Juan siguió usando su don para ayudar a los demás y se convirtió en una inspiración para todos los niños del pueblo.
Aprendieron que ser diferente no era algo malo y que todos tenemos habilidades especiales que podemos usar para hacer del mundo un lugar mejor. Y colorín colorado, este cuento ha terminado. ¡Que viva nuestro héroe, Juan con su mano gigante enamorado!
FIN.