El héroe de la pradera
En un rincón del bosque encantado, donde los árboles susurran secretos y los ríos cantan melodías, vivía un pequeño conejo llamado Remi. Remi siempre había soñado con ser un héroe, como los que había visto en las historias de su abuela. Un día, mientras exploraba el desván, encontró un viejo disfraz de Superman que pertenecía a un niño que había crecido y ya no lo usaba. Con gran emoción, Remi decidió probarse el disfraz.
"- ¡Mirá esto!" - dijo Remi mirándose en un espejo pequeño que había encontrado. "¡Soy Super Remi! ¡Estoy listo para salvar el día!"
Salió a la pradera con su capa ondeando al viento y un brillo de valentía en sus ojos. Al principio, los demás animales lo miraron con sorpresa.
"- ¿Qué haces con ese disfraz?" - preguntó una ardilla llamada Lila, riendo.
"- ¡Voy a ser un héroe!" - exclamó Remi con entusiasmo.
"- Pero sos solo un conejo..." - dijo un zorro curioso.
"- Por eso, ¡tengo que demostrar que aunque sea pequeño, puedo hacer grandes cosas!" - respondió Remi con determinación.
Remi comenzó su jornada volando por el prado, o al menos eso creía él. Rápidamente, se dio cuenta de que no podía volar, pero eso no lo detuvo. Primero, decidió ayudar a una tortuga llamada Timmy, que intentaba cruzar un arroyo.
"- ¡Super Remi al rescate!" - gritó mientras navegaba entre las piedras del arroyo.
"- ¡Gracias, Super Remi!" - dijo Timmy al ser ayudado a llegar a la orilla.
Satisfecho, Remi continuó su aventura y llegó a un claro donde vio a un grupo de aves inquietas.
"- ¿Qué les pasa?" - preguntó Remi.
Las aves le respondieron: "- ¡Nos olvidamos de cómo construir nuestro nido y estamos perdidas!"
"- No se preocupen, yo los ayudaré!" - dijo Remi con confianza. Rápidamente comenzó a reunirse con ramas y hojas.
"- ¡Espera!" - dijo una de las aves.
"- No podemos usar esas ramas, son muy pesadas. Necesitamos algo más ligero para volar!" - contestó otra.
Remi, a pesar de su disfraz, se sintió un poco desanimado, pero recordó que ser un héroe significaba adaptarse y aprender. Entonces decidió buscar cosas más livianas, y con el trabajo en equipo de las aves, lograron armar un hermoso nido.
"- ¡Lo logramos!" - aclamó Remi.
"- ¡Eres un verdadero héroe!" - cantaron las aves, mientras Remi con su disfraz se tambaleaba de felicidad.
Pero no todo estaba bien. De repente, escucharon a lo lejos a un pequeño ratón llamado Pepito que lloraba.
"- ¡Ayuda! ¡Me he perdido y no puedo encontrar a mi mamá!" - chilló Pepito.
Remi sintió que su corazón latía con fuerza. Sabía que debía hacer algo.
"- ¡Vamos! ¡Puedo ayudar!" - les dijo a las aves. Juntos comenzaron a volar y a mirar a su alrededor, mientras Remi corría por el prado preguntando a otros animales si habían visto a Pepito. Finalmente, un búho sabio les dijo que había visto a la madre de Pepito cerca del viejo roble.
"- ¡Vamos!" - gritó Remi emocionado.
Llegaron justo a tiempo; allí estaba la madre de Pepito, buscando desesperadamente a su pequeño.
"- ¡Mamá!" - llamó Pepito al ver a su madre.
Ambos se abrazaron fuertemente, agradeciendo a Remi y a las aves por su valentía y esfuerzo.
"- ¡Eres un héroe, Super Remi!" - dijo la madre de Pepito, llenando de orgullo a nuestro amigo conejo.
Esa noche, bajo la luz de las estrellas, Remi se sentó en una colina, mirando hacia el cielo.
"- Ser un héroe no es solo tener un disfraz o hacer grandes cosas..." - comenzó a decir, "- se trata de ayudar a los demás y siempre estar listo para aprender y atrevernos a hacer lo que es correcto!"
Con el corazón lleno de alegría, Remi se sintió más fuerte que nunca, comprendiendo que todo pequeño esfuerzo cuenta y que cualquier criatura, por pequeña que sea, puede ser un verdadero héroe.
FIN.