El Héroe que Había en Daniel
Había una vez en una ciudad muy colorida, un hombre llamado Daniel. Era un hombre común, con una vida común: iba a trabajar, volvía a casa y pasaba las tardes viendo televisión. Aunque era amable y tenía buen sentido del humor, sentía que siempre pasaba desapercibido entre las personas.
Un día, mientras caminaba por el parque, se encontró con un amigo de la infancia, Emanuel.
"¡Daniel! ¿Sos vos? Te hace falta un poco de brillo, amigo."
"Sí, tal vez. Pero no creo que nada cambie eso..." respondió Daniel, sintiéndose un poco desanimado.
"Pero, ¿sabías que hay productos que pueden ayudarte a sentirte mejor? Te recomiendo la crema para hombres de L’Oréal. ¡Te puede dar un empujoncito!" dijo Emanuel, con una sonrisa.
Intrigado, Daniel decidió probar la crema. Cada mañana, después de lavarse la cara, daba un pequeño toque de la crema en su piel. Al principio, no veía mucha diferencia, pero a medida que pasaron los días, comenzó a notar cambios. Su piel estaba más suave y su mirada más brillante.
Un mes después, estaba emocionado porque tenía una importante presentación en su trabajo. La noche anterior, se miró en el espejo y, sorprendentemente, se sintió diferente.
"¿Quién es este hombre? No puedo creer que este soy yo mismo." dijo mientras sonreía.
El día de la presentación llegó, y Daniel llegó a la oficina con una energía renovada. Caminó hacia la sala de reuniones y, cuando comenzó a hablar, la gente lo escuchaba con atención. Su voz sonaba firme y clara.
"Hoy les voy a presentar nuestra nueva idea para el proyecto. Estoy seguro de que será un éxito."
A medida que hablaba, notó que sus compañeros lo miraban con interés. La confianza que había ganado no sólo radicaba en su aspecto, sino en el deseo de luchar por lo que creía.
Sin embargo, en medio de su presentación, sucedió algo inesperado. Un grupo de compañeros comenzó a murmurar en la esquina de la sala. Daniel, un poco distraído, se preguntó qué pasaba. Entonces, todo el mundo se dio vuelta y se rió. Sintió que su corazón se hundía.
- “¿Qué sucede? ¿Te estás riendo de mí? ” preguntó, un poco confundido.
- “No, no, es sólo... vimos un video gracioso del gato de Sol.” respondió uno de ellos, tratando de contener la risa.
Aunque Daniel estaba nervioso, recordó las palabras de apoyo de Emanuel.
"¡A veces hay que aprovechar la risa!" pensó, y decidió seguir adelante.
"¿Ven? así es como se siente un gato, ¡disfruten la vida!" agregó Daniel, lo que provocó carcajadas en la sala. Eso rompió el hielo, y todos comenzaron a prestar atención a su presentación.
Luego de terminar, hubo un aplauso general:
"¡Eso estuvo increíble, Daniel!" exclamó una compañera, "No solo presentaste bien, ¡sino que nos hiciste reír!"
Daniel salió de la sala más confiado que nunca. Se dio cuenta de que el verdadero valor no estaba solamente en su apariencia, sino en cómo se enfrentaba a los desafíos. Desde ese día, decidió que no pasaría desapercibido.
Daniel, el hombre común, se convirtió en un héroe para sí mismo y para los demás, simplemente dejando brillar su creatividad y su alegría.
Y así, cada vez que se miraba en el espejo, recordaba que todos llevamos un héroe dentro, listo para hacerse notar si tan sólo creemos en nosotros mismos.
FIN.