El héroe y su conejo astronauta
Había una vez, en un tranquilo barrio de Buenos Aires, un hombre llamado Don Ramón. Don Ramón no era un hombre cualquiera; él era un superhéroe. Siempre llevaba puesta su camiseta roja con una gran letra 'R' en el pecho. Pero lo que más llamaba la atención de todos era su mochila cohete, que sonaba como un motor de cohete cada vez que se la ponía.
A su lado siempre estaba su fiel compañero, un pequeño conejo llamado Pompón. Pompón era un conejo muy especial, pues no solo era la mascota de Don Ramón, sino que también tenía una valentía increíble.
Un día, mientras Don Ramón y Pompón paseaban por el parque, escucharon un gran estruendo en el cielo. Miraron hacia arriba y vieron cómo una nave espacial bajaba velozmente. La nave se posó justo frente a ellos, y de ella salió un extraterrestre amigable llamado Zog. Tenía un aspecto un tanto raro, con tres ojos y cuatro brazos, pero era muy amable.
-Zog: "¡Hola, humanos! Vengo de un planeta lejano donde las estrellas se están apagando. Necesito su ayuda para encenderlas de nuevo!"
Don Ramón no dudó en dar su mano.
-Dos Ramón: "Claro que sí, Zog. ¿Cómo podemos ayudar?"
-Zog: "Necesito recolectar luces mágicas que se encuentran en el bosque. Pero el camino está lleno de nubes oscuras que asustan a los que se atreven a cruzarlas."
Pompón, que escuchaba atentamente, saltó hacia adelante.
-Pompón: "Yo puedo ayudar. ¡Soy rápido y valiente!"
-Zog: "¡Estupendo! Pero necesitarán una forma de atravesar esas nubes. ¡Utilicemos tu mochila cohete, Don Ramón!"
Don Ramón se puso la mochila cohete, y juntos, volaron hacia la nube oscura. Al llegar, se dieron cuenta de que las nubes no eran tan amenazadoras. Eran solo sombras que ocultaban su miedo a lo desconocido. Don Ramón, Pompón y Zog comenzaron a hablarles.
-Dos Ramón: "¡Hola, nubes! No somos enemigos, venimos en paz. Queremos ayudar a las estrellas. ¿Por qué están tan tristes?"
Las nubes empezaron a susurrar entre ellas. Finalmente, una de ellas se acomodó y les respondió.
-Nube: "Estamos tristes porque creemos que nadie quiere vernos. Nos han llamado oscuras y amenazantes, pero solo somos suaves y esponjosas."
-Pompón: "Todos tienen una parte buena. Ustedes pueden ser las que traigan la noche hermosa llena de estrellas. ¡Ayudémonos mutuamente!"
Las nubes comenzaron a girar alegremente, y con cada vuelta, se iluminaron. De repente, un flujo de luz mágica hizo que cada estrella en el cielo resplandeciera con más fuerza que nunca.
Zog, emocionado, tomó unas luces mágicas que caían del cielo.
-Zog: "¡Lo logramos! Pero no solo hemos encontrado las luces mágicas; hemos aprendido que todos tienen un lado especial."
Don Ramón y Pompón sonrieron, sabiendo que habían hecho un gran trabajo juntos. Al regresar a la tierra, las nubes ya no eran las mismas; ahora, eran parte del cielo que iluminaba las noches de la gente.
-Dos Ramón: "Gracias, amigos, por enseñarnos a no juzgar a los demás por las apariencias. Juntos somos más fuertes."
-Todos: "¡Sí! Nunca hay que tener miedo a lo desconocido."
Y así, Don Ramón, Pompón y Zog se despidieron y cada uno volvió a su hogar, llevando consigo la lección de que la amistad y la comprensión son las verdaderas luces que iluminan cualquier lugar. Porque al final, todos, sin importar de dónde vengan, pueden ayudar a brillar en el vasto universo.
Desde ese día, Don Ramón y Pompón se convirtieron en los protectores del parque, ayudando a quienes más lo necesitaban y recordando siempre que lo más importante era estar unidos y apoyarse mutuamente.
FIN.