El Herrero y los Cuadrados Mágicos



En un pequeño pueblo llamado Metálico, vivía un herrero llamado Don Félix. Don Félix era conocido por sus obras maestras: sillas, mesas y herramientas de metal. Sin embargo, hoy tenía un desafío especial. Había recibido un pedido para crear una gran placa de metal rectangular, pero solo conocía una cosa: el área de la base, que debía ser 18 cm².

"¡Ay, qué enredo! No sé por dónde empezar", se quejaba Don Félix mientras miraba los perfiles de metal.

Sentado en su yunque, pensó en la mejor manera de resolver el problema. Entonces, una idea brillante cruzó su mente: "¡Usaré dos cuadrados de metal!". En su mente, un cuadrado tenía un área de x², así que si unía dos cuadrados, el área total sería 2x².

"Así que, mi área total debe ser 2x² = 18", murmulló, buscando su tiza para hacer cálculos en el suelo.

De repente, un pequeño pájaro azul, que solía escuchar los pensamientos de Don Félix, voló sobre su cabeza y se posó en la ventana.

"¿Qué pasa, Don Félix? ¿Por qué tanta preocupación?", preguntó el pájaro.

"Estoy tratando de encontrar el valor de x para ver cuánto debería medir cada cuadrado para que juntos hagan un área de 18 cm²", respondió el herrero.

El pájaro, curioso e ingenioso, dijo: "Eso es fácil. Solo debes resolver la ecuación: 2x² = 18. ¿Sabes cómo hacerlo?"

Don Félix pensó un momento y recordó lo que le había enseñado su abuela sobre ecuaciones:

"Claro, primero puedo dividir ambos lados de la ecuación por 2. Entonces, x² = 9", se dijo a sí mismo.

"¡Exacto! Muy bien, ahora debes encontrar x. ¿Sabes qué operación debes hacer?", insistió el pájaro.

"¡Sí! Debo sacar la raíz cuadrada", gritó emocionado Don Félix.

Entonces, pensó en voz alta mientras procesaba: "La raíz cuadrada de 9 es 3, así que x debe ser 3 cm".

"¡Bien! Ahora sabes que cada cuadrado debe medir 3 cm de lado", exclamó el pájaro, revoloteando felizmente.

Don Félix, contento con su descubrimiento, se puso manos a la obra. Cortó dos cuadrados perfectos de 3 cm por 3 cm y los ensambló.

Pero, mientras trabajaba, se dio cuenta de que aún necesitaba unir los cuadrados para formar la placa rectangular.

"¡Oh no! Necesito ver cómo puedo unir estos cuadrados para que formen un rectángulo sin que se me olviden las medidas", se preocupó al pensar en el diseño.

El pájaro le sugirió: "Podrías usar un tercer cuadrado; eso te dará más opciones para jugar con las medidas".

Don Félix asintió. Entonces, creó un tercer cuadrado de metal, ¡y todo tomó forma de un rectángulo hermoso! Juntó los tres cuadrados de la manera correcta y logró que la placa tuviera las medidas de 3 cm de alto y 6 cm de ancho, que eran justo lo que quería.

El día del entrego, el pueblo de Metálico se sorprendió al ver la hermosa placa, y todos aplaudieron al herrero por su ingenio y sabiduría.

"¡Don Félix, sos un genio!", exclamó uno de los aldeanos.

"¿Cómo hiciste para resolverlo?".

"Sólo seguí la ecuación y mis pensamientos. ¡Y gracias a un amigo mágico!", sonrió Don Félix mirando al pájaro.

El pequeño pájaro azul le guiñó un ojo y voló por los aires. Desde ese día, Don Félix se volvió conocido no solo como un gran herrero, sino también como el sabio del pueblo, capaz de resolver cualquier problema matemático que se le presentara. Y así, aprendió que las herramientas más poderosas no son solo las de su oficio, sino también su mente y la amistad de los demás.

Y así, en el pueblo de Metálico, los retos se convirtieron en aventuras, porque todos sabían que siempre hay una solución, incluso en los problemas más grandes.

Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!