El Hilo Encantado de las Caladoras



En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, vivían Las Caladoras de Ingenio, un grupo de mujeres hábiles en el arte del calado, la costura y el bordado.

Ellas se reunían todos los días en la plaza central para tejer hermosos diseños en sus telares, mientras cantaban alegres canciones que alegraban a todo el pueblo. Un día, llegó al pueblo una feria de artesanías donde se celebraría un concurso para premiar al mejor trabajo de calado.

Las Caladoras de Ingenio estaban emocionadas por participar y demostrar su talento al mundo entero. Sin embargo, cuando vieron las creaciones de los otros participantes, sintieron que su trabajo no era lo suficientemente bueno.

- ¡Ay no! ¿Cómo vamos a competir con estas maravillas? - lamentaba Clara, la líder del grupo. - Tranquila Clara, tenemos que confiar en nosotras mismas y en nuestro ingenio. Seguro encontraremos la forma de destacarnos - dijo Marta con optimismo.

Las Caladoras se pusieron manos a la obra y dedicaron horas interminables a crear el diseño más hermoso que jamás habían hecho. Cada una aportaba su creatividad y destreza en la aguja para lograr un trabajo impecable.

Pero aún sentían que les faltaba algo especial para ganar el concurso. Fue entonces cuando recordaron una antigua leyenda del pueblo sobre un hilo mágico que otorgaba poderes especiales a quien lo usara en sus creaciones.

Sin dudarlo ni un segundo, Las Caladoras decidieron buscar ese hilo misterioso para darle el toque final a su obra maestra. - Debemos ir al bosque encantado donde dicen que se encuentra el hilo mágico - propuso Mercedes con valentía.

Sin pensarlo dos veces, las mujeres emprendieron camino hacia el bosque oscuro y misterioso. Cantando canciones llenas de coraje y esperanza, avanzaron entre árboles altos hasta llegar a una cueva escondida donde brillaba una luz dorada.

En el centro de la cueva estaba el carrete con el hilo mágico esperándolas. Con cuidado y respeto, cada una tomó un pedazo del hilo brillante y regresaron al pueblo justo a tiempo para presentar su creación al jurado del concurso.

Cuando desplegaron su tejido ante todos, quedaron asombrados por la belleza y magia que irradiaba gracias al hilo especial. El jurado no tuvo dudas al elegir como ganadoras a Las Caladoras de Ingenio.

El premio era mucho más grande de lo que esperaban: ser reconocidas como las mejores artesanas del país y tener sus obras expuestas en museos internacionales. Desde ese día, Las Caladoras siguieron tejiendo sueños e inspirando a todos con su arte único y especial.

Y aunque nunca revelaron dónde encontraron el hilo mágico, siempre supieron que lo más importante era creer en sí mismas y trabajar juntas para alcanzar cualquier meta que se propusieran.

FIN.

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