El hincha valiente
Había una vez un niño llamado Davo que vivía en Argentina. Era un apasionado del fútbol y su equipo favorito era River Plate.
Un día, sus amigos lo invitaron a ver el partido entre Boca Juniors y River Plate en la mítica Bombonera. Davo estaba emocionado por ir al estadio, pero también estaba nervioso porque sabía que estaría rodeado de hinchas de Boca.
Cuando llegó el momento del partido, Davo se puso su camiseta de River con orgullo y se adentró en la Bombonera junto a sus amigos. Los hinchas de Boca comenzaron a insultarlos y a hacerles gestos amenazantes.
Pero Davo no se amedrentó, al contrario, sacó una bandera gigante de River que había llevado consigo y comenzó a agitarla con fuerza. Los hinchas de Boca se enfurecieron aún más, pero Davo no les hizo caso y siguió animando a su equipo con toda su pasión.
"¡Vamos River! ¡A ganar este partido!", gritaba Davo mientras agitaba su bandera sin descanso. Los minutos pasaban y el partido estaba muy parejo. Ambos equipos tuvieron oportunidades para marcar goles, pero ninguno lograba anotar.
De repente, en los últimos minutos del encuentro, un jugador de River recibió un pase perfecto dentro del área chica rival y marcó el gol del triunfo. La Bombonera quedó en silencio mientras los hinchas de River celebraban con alegría.
Davo saltaba de felicidad junto a sus amigos mientras seguía agitando su bandera. De repente, un grupo de hinchas de Boca se acercó a ellos con actitud violenta.
"¿Cómo te atrevés a venir a la Bombonera con esa camiseta?", le gritó uno de los hinchas mientras intentaba quitarle la bandera. Pero Davo no se dejó intimidar. Con valentía y determinación, protegió su bandera y respondió:"Soy hincha de River y lo voy a ser siempre.
Pero eso no significa que tenga que odiar a los hinchas de Boca. El fútbol es un deporte hermoso que nos une como argentinos. Debemos respetarnos mutuamente". Los hinchas de Boca quedaron sorprendidos por las palabras del pequeño Davo y, poco a poco, comenzaron a bajar sus guardias.
Al final del día, todos los fanaticos se fueron del estadio en paz. Desde aquel día en adelante, Davo se convirtió en un ejemplo para todos los niños que aman el fútbol en Argentina.
Su valentía y su amor por el deporte lo llevaron más allá de las rivalidades entre equipos y demostraron que siempre podemos encontrar formas positivas para relacionarnos con quienes piensan diferente.
Y así fue como Davo aprendió una importante lección: la pasión por el fútbol no tiene fronteras ni límites cuando se trata de respetar al otro.
FIN.