El hipopótamo aventurero y la silla en la montaña



Había una vez en la sabana africana un hipopótamo llamado Pompilio, que era muy curioso y siempre soñaba con aventuras. Un día, mientras descansaba a la sombra de un árbol, vio una silla abandonada en medio de la sabana. Intrigado, se acercó y descubrió que la silla tenía un mapa que mostraba el camino hacia una misteriosa montaña. Sin pensarlo dos veces, Pompilio decidió emprender un emocionante viaje hacia la montaña.

Pompilio caminó durante días, atravesando ríos y campos, hasta que finalmente llegó a una enorme montaña. La montaña era imponente y estaba rodeada de densa vegetación. Emprendió la marcha hacia la cima, sorteando obstáculos y desafíos. En su camino, se encontró con animales que le advertían sobre los peligros de la montaña, pero el valiente hipopótamo no se dejaba intimidar. -Hola, Pompilio. ¿A dónde vas? -preguntó la jirafa curiosa. -Voy en busca de aventuras en la misteriosa montaña -respondió Pompilio con determinación.

Finalmente, después de enfrentar muchos desafíos, Pompilio alcanzó la cima de la montaña. Allí, se encontró con una sorpresa inesperada: una silla similar a la que había encontrado en la sabana, pero esta estaba adornada con brillantes piedras preciosas. Justo cuando Pompilio se acercaba a la silla, escuchó una voz proveniente de la misma. -¡Espera, Pompilio! Soy la silla mágica de la montaña. Quien logre llegar hasta mí con valentía y determinación, recibirá el poder de cumplir un deseo. Pompilio se sorprendió pero decidido a probar su valentía, le pidió a la silla que le concediera la sabiduría para ayudar a los animales de la sabana.

De repente, el hipopótamo comenzó a sentir una energía especial recorrer su cuerpo. Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que había adquirido un conocimiento increíble sobre plantas medicinales, ríos y senderos seguros. Bajó de la montaña con pasos seguros y se dispuso a compartir su sabiduría con los demás animales. Desde ese día, Pompilio se convirtió en el protector de la sabana, guiando a los demás animales y ayudándolos en tiempos de necesidad. La silla mágica de la montaña le concedió a Pompilio el don de la sabiduría, convirtiéndolo en un verdadero héroe. Y así, el hipopótamo descubrió que la verdadera aventura no estaba en la montaña, sino en ayudar a los demás con su valiosa sabiduría.

FIN.

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