El hogar arcoíris


Había una vez en una pequeña ciudad llamada Arcoíris, un avionarcoiris muy especial llamado Rayito. Era el único de su especie y tenía la capacidad de volar y construir cosas mágicas con sus colores brillantes.

Un día, mientras volaba por el cielo, Rayito vio algo que le llamó mucho la atención. Era un edificio antiguo y abandonado en medio del campo. Rayito decidió acercarse para investigar qué había dentro.

Al entrar al edificio, se encontró con un grupo de animales: una tortuga llamada Donatello, un conejito llamado Saltarín y una pajarita llamada Melodía. Estaban muy tristes porque no tenían hogar ni comida. Rayito se compadeció de ellos y les ofreció su ayuda.

Utilizando sus poderes mágicos, comenzó a pintar las paredes del edificio con los colores más hermosos que jamás se hubieran visto antes. El gris aburrido se convirtió en un arcoíris gigante lleno de vida.

Donatello, Saltarín y Melodía quedaron maravillados al ver cómo el lugar cobraba vida nuevamente. Pero aún faltaba algo importante: alimentos para todos. Sin pensarlo dos veces, Rayito fue a buscar frutas y verduras frescas para compartir con sus nuevos amigos.

Voló hasta los campos cercanos y recolectó lo mejor que encontró. Al regresar al edificio, Donatello preparó una deliciosa ensalada con las verduras mientras Saltarín hizo malabares con las frutas para entretener a todos. Melodía cantaba canciones alegres para animar el ambiente.

Mientras disfrutaban de la comida y la música, Rayito tuvo una idea genial. Les propuso a sus amigos que convirtieran el edificio en un hogar para todos los animales sin techo de la ciudad.

Sería un refugio lleno de colores y alegría donde todos podrían vivir felices. Donatello, Saltarín y Melodía aceptaron emocionados la propuesta. Juntos comenzaron a construir camas con telas coloridas, puestos de comida para los animales hambrientos y juguetes divertidos para entretenerse.

El lugar se transformó en un verdadero paraíso para los animales necesitados. Pronto llegaron más animales: perros abandonados, gatos callejeros e incluso aves heridas encontraron refugio en el edificio arcoíris.

La noticia sobre este increíble lugar se extendió por toda la ciudad y muchas personas comenzaron a visitarlo. Se maravillaban al ver cómo los animales vivían en armonía bajo el mismo techo. Rayito se sentía feliz al ver cómo su idea había dado frutos tan maravillosos.

Había convertido un edificio abandonado en un hogar lleno de amor y esperanza para todos los seres vivos que lo necesitaran.

Y así, gracias a Rayito y su magia, el avionarcoiris ebificó no solo un edificio viejo, sino también corazones tristes que encontraron nuevos motivos para sonreír cada día.

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