El hogar del rey Arturo



Había una vez un rey muy bueno llamado Arturo que vivía en un castillo rodeado de hermosos jardines y bosques.

El rey Arturo era conocido por su gran corazón y su amor por los demás, siempre buscaba la manera de ayudar a las personas más necesitadas. Un día, mientras paseaba por el bosque, el rey Arturo se encontró con un grupo de animales que estaban heridos y enfermos.

El rey se acercó a ellos y les preguntó qué les pasaba. Los animales le contaron que habían sido atacados por unos cazadores malvados que querían vender sus pieles en el mercado. El rey Arturo sintió mucha tristeza al escuchar esto y decidió ayudarlos.

Llamó a sus mejores médicos del reino para que curaran a los animales heridos y ordenó que nadie pudiera cazar en sus tierras sin permiso.

Los días pasaron y el rey Arturo seguía pensando en cómo podía hacer para proteger a los animales del bosque. Fue entonces cuando tuvo una idea brillante: construir una casa donde todos los animales pudieran vivir felices y seguros.

El Rey convocó a todos los carpinteros del reino para que construyeran la casa más grande y hermosa para los animales del bosque. Todos trabajaron duro durante semanas hasta que finalmente la casa estuvo lista.

Cuando llegó el día de inaugurar la casa, todos los animales del bosque se reunieron frente al castillo del Rey Arturo para darle las gracias por su generosidad. Al ver la alegría de los animales, el rey Arturo sintió una gran satisfacción en su corazón. "¡Gracias por construir esta casa, mi Rey! Ahora podemos vivir felices y protegidos", dijo un zorro emocionado.

"Es nuestro hogar gracias a ti, eres el rey más bueno de todos", agregó un búho sabio. El rey Arturo sonrió feliz al escuchar esto y prometió seguir trabajando para hacer del mundo un lugar mejor.

Desde ese día, la casa del Rey más bueno se convirtió en el hogar de todos los animales del bosque y la alegría se podía sentir en cada rincón del castillo.

FIN.

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