El hogar en el árbol
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, donde vivían muchos animalitos felices. En ese lugar, había un conejito llamado Tobías que siempre saludaba a todos con mucha alegría diciendo: "Hola hola hola gente".
Tobías era muy amigable y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Un día, mientras paseaba por el bosque, escuchó unos sollozos provenientes de detrás de unos arbustos. Sin pensarlo dos veces, se acercó corriendo para ver qué sucedía.
Al llegar al lugar, encontró a un pajarito llamado Panchito llorando desconsoladamente. Tobías se agachó y le preguntó: "¿Qué te pasa Panchito? ¿Por qué estás tan triste?".
Panchito levantó la cabeza y entre sollozos le respondió: "Perdí mi nido y no tengo dónde dormir". Tobías se compadeció del pajarito y dijo: "No te preocupes, Panchito. Yo te ayudaré a encontrar un nuevo hogar". Juntos comenzaron la búsqueda de un nuevo nido para Panchito.
Caminaron por todo el bosque preguntando a cada animal que encontraban si conocían algún lugar adecuado para él. Después de mucho buscar, llegaron al árbol más grande del bosque donde vivía Don Búho, el sabio anciano del bosque.
Tobías subió hasta lo más alto del árbol y tocó suavemente la puerta de la casa de Don Búho. Don Búho abrió la puerta con una sonrisa en su rostro y dijo: "Hola hola hola, Tobías. ¿Qué te trae por aquí hoy?".
Tobías le contó a Don Búho sobre el problema de Panchito y le pidió ayuda para encontrar un nuevo hogar. Don Búho pensó durante unos segundos y luego dijo: "Creo que tengo una solución".
Don Búho les mostró un árbol cercano con ramas fuertes y hojas suaves, perfecto para que Panchito construyera su nuevo nido. Tobías y Panchito se alegraron muchísimo al ver el lugar.
Pero justo cuando estaban por comenzar a construir el nido, escucharon ruidos extraños provenientes del bosque. Se asomaron entre los arbustos y vieron que algunos cazadores furtivos se acercaban peligrosamente hacia ellos. Tobías rápidamente agarró a Panchito y corrieron lo más rápido que pudieron para escapar de los cazadores furtivos.
Se escondieron en un hueco de un árbol hasta que los cazadores pasaron de largo. Cuando finalmente se sintieron seguros, Tobías miró a Panchito y le dijo: "Parece que encontramos nuestro verdadero hogar aquí dentro del árbol".
Desde ese día, Tobías y Panchito vivieron juntos en aquel hueco del árbol donde estaban protegidos de cualquier peligro. Aprendieron la importancia de estar siempre uno al lado del otro, ayudándose mutuamente en las buenas y en las malas.
Y así fue como el conejito Tobías demostró una vez más su amabilidad, generosidad y valentía. Siempre saludaba a todos con un gran "Hola hola hola gente", recordándoles que la amistad y el compañerismo son fundamentales para ser felices.
Y colorín colorado, esta historia ha terminado.
FIN.