El hogar en el lago



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, una mariposa llamada Margarita y un caracol llamado Ramón. A pesar de ser muy diferentes, eran los mejores amigos.

Margarita era una mariposa alegre y colorida, mientras que Ramón era un caracol tranquilo y reflexivo. Un día soleado, mientras paseaban por el parque de Palermo, se encontraron con un problema inesperado. El árbol donde vivían había sido cortado para construir nuevos edificios.

Margarita y Ramón quedaron sin hogar. - ¡Oh no! ¿Qué haremos ahora? - exclamó Margarita preocupada. - Tranquila amiga, seguro encontraremos una solución - respondió Ramón con calma. Decidieron buscar ayuda entre los animales del parque.

Primero se acercaron a las ardillas, pero ellas estaban demasiado ocupadas recolectando nueces para prestarles atención. Luego fueron a ver a las palomas, pero estas solo querían comer migas de pan. Desalentados, caminaron hasta llegar al lago donde conocieron a Pedro el pato.

- Hola chicos ¿en qué puedo ayudarlos? - preguntó Pedro con curiosidad. Margarita y Ramón le explicaron su situación triste y cómo habían perdido su hogar en el árbol. Pedro escuchó atentamente y les ofreció su ayuda.

- Tengo una idea genial: pueden venir a vivir conmigo en mi nido flotante en el lago - propuso Pedro entusiasmado. Los dos amigos aceptaron emocionados la oferta del pato.

Desde ese día, Margarita se posó en las flores que flotaban en el agua, mientras que Ramón se acomodó en una hoja grande y verde. Pero su nueva vida no era tan fácil como parecía. La lluvia los mojaba constantemente y el viento los hacía temblar.

Además, Margarita tenía dificultades para encontrar néctar para alimentarse. Un día, mientras buscaban comida cerca del río de la Plata, un fuerte viento arrastró a Margarita lejos de sus amigos. Ramón entró en pánico al darse cuenta de que había perdido a su amiga.

- ¡Margarita! ¿Dónde estás? - gritaba desesperado Ramón. Mientras tanto, Margarita luchaba por volar contra el viento hasta que finalmente logró refugiarse detrás de un edificio. Estaba asustada y triste porque se había separado de su querido amigo caracol.

Por otro lado, Ramón no se rendía y comenzó a buscarla por todas partes. Preguntó a los pájaros, mariposas e incluso habló con Pedro el pato para pedir ayuda.

Finalmente, después de mucho buscar y preguntar, encontraron una señora jardinera llamada Rosa. Ella conocía todos los rincones del parque y les dio una noticia maravillosa: había visto a Margarita escondida cerca del edificio central del parque. Lleno de alegría, Ramón corrió lo más rápido que pudo hacia donde estaba Margarita.

Cuando se reencontraron, ambos saltaron emocionados de felicidad. - ¡Amiga! ¡No sabes cuánto te extrañé! - exclamó Ramón entre lágrimas de alegría. - Y yo a ti, mi querido amigo.

No sabes lo difícil que fue estar separados - respondió Margarita emocionada. Desde ese día, Margarita y Ramón aprendieron que juntos podían superar cualquier obstáculo. Decidieron buscar un nuevo hogar en el parque, lejos de los peligros de la ciudad.

Con la ayuda de Rosa, encontraron un árbol grande y frondoso donde vivirían felices para siempre. A partir de ese momento, Margarita y Ramón se convirtieron en los guardianes del parque.

Cuidaban las flores y los árboles con amor y cariño, recordando siempre que la amistad verdadera puede superar cualquier adversidad. Y así, esta historia nos enseña que no importa cuán diferentes seamos, podemos encontrar fuerza y apoyo en nuestros amigos cuando más lo necesitamos.

FIN.

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