El hogar entre árboles


Había una vez una familia indígena compuesta por Mamá Lila, Papá Juan y sus dos hijos, Juani y Lulú. Vivían en una pequeña comunidad en las afueras de la ciudad, rodeados de naturaleza y animales.

Un día, Mamá Lila tuvo una idea emocionante: ¡mudarse al bosque para estar más cerca de la tierra y aprender de ella! Sin dudarlo, la familia empacó sus pocas pertenencias y se adentró en el espeso bosque.

Al principio, todo era nuevo y emocionante para Juani y Lulú. Descubrían plantas desconocidas, escuchaban los cantos de los pájaros y aprendían a pescar en el río. Pero pronto comenzaron a extrañar su antiguo hogar y la comodidad que tenían allí.

Una noche, mientras cenaban alrededor del fuego, Papá Juan notó la tristeza en los ojos de sus hijos. Se acercó a ellos con ternura y dijo: "Sé que extrañan nuestro antiguo hogar, pero recuerden que estamos aquí para aprender algo nuevo cada día.

El bosque nos enseñará lecciones valiosas si mantenemos nuestros corazones abiertos". - ¿Qué tipo de lecciones podemos aprender aquí? - preguntó curioso Juani. - El bosque nos enseñará paciencia al observar cómo crecen las plantas -respondió mamá Lila-.

Nos enseñará humildad al ver lo grande que es el mundo comparado con nosotros. - Y nos recordará nuestra conexión con la naturaleza -agregó Papá Juan-. Somos parte de este ecosistema maravilloso.

A partir de ese momento, la familia comenzó a ver las cosas desde otra perspectiva. Aprendieron a respetar a los animales del bosque, a cuidar el agua del río y a valorar cada rayo de sol que iluminaba su camino.

Un día, mientras exploraban un sendero desconocido, encontraron un árbol centenario. Su tronco rugoso contaba historias antiguas grabadas por el tiempo. Se sentaron bajo su sombra fresca y sintieron una paz inmensa invadir sus corazones.

- Creo que esta es la lección más importante que nos ha dado el bosque -dijo Lulú con voz suave-. La importancia de detenernos y apreciar la belleza que nos rodea. - Exactamente -afirmó Mamá Lila con una sonrisa-.

En medio del bullicio diario muchas veces olvidamos lo verdaderamente importante: vivir en armonía con nuestro entorno. La familia indígena entendió entonces que el verdadero hogar no está definido por cuatro paredes o un techo sobre sus cabezas, sino por el amor compartido y las experiencias vividas juntos.

Y así continuaron su vida en el bosque, aprendiendo cada día algo nuevo gracias a las enseñanzas sabias de la naturaleza.

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