El Hombre del Pantano
En un rincón mágico de un bosque frondoso, había un pantano repleto de colores y sonidos. En este pantano vivía un hombre llamado Tadeo, un gran amante de la naturaleza que pasaba sus días cuidando de las aves y las plantas que allí crecían.
Un día, mientras Tadeo pescaba pequeños peces de colores, alzó la vista y se encontró con una hermosa mariposa que revoloteaba a su alrededor. Esa mariposa era Gilda, una mariposa mágica que podía hablar.
"Hola, Tadeo. Me llamo Gilda, y vengo a hacerte sentir la alegría del amor" - dijo la mariposa con su suave voz.
Tadeo, sorprendido, sonrió back y le respondió:
"Hola, Gilda. ¿Cómo puedes hacerme sentir la alegría del amor?"
Gilda voló en círculos alrededor de él, creando un espectáculo de colores brillantes que llenaron el aire.
"El amor se encuentra en todas partes, Tadeo. Debes abrir tu corazón para descubrirlo. Vamos, que te llevaré a un lugar increíble" - invitó Gilda.
Tadeo, emocionado, siguió a Gilda por el camino del pantano. Juntos exploraron nuevos senderos llenos de flores y caminos de hojas brillantes.
Mientras caminaban, Gilda le mostró diferentes animales que vivían en el pantano:
"Mirá, Tadeo. Estos sapos se cuidan entre sí como verdaderos amigos. Cuando uno canta, los otros lo acompañan. Eso es amor, en su forma más pura" - le explicó Gilda.
Tadeo comenzó a comprender que el amor podía manifestarse de muchas maneras, no solo románticamente. Pero Gilda quería mostrarle un amor más especial.
"Ahora vamos a conocer a la rana Rita" - dijo la mariposa, llevándolo a un charco especial donde vivía Rita, la rana más amable del pantano.
Al llegar, encontraron a la rana cantando una hermosa canción. Tadeo se sentó y escuchó la melodía que envolvía el pantano en un abrazo sonoro.
"¡Hola, Tadeo! ¡Bienvenido! ¿Te gustaría cantar conmigo?" - dijo Rita.
"No sé cantar, pero estoy feliz de escucharte" - respondió Tadeo.
Gilda, viendo cómo brillaban los ojos de Tadeo con la música, sonrió.
"¿Ves? A veces el amor se trata de compartir momentos. No es sólo de palabras, sino de sentimientos" - le enseñó la mariposa.
Pero un día, la lluvia llegó al pantano y desbordó los charcos, dejando a Rita y a los otros animales asustados y perdidos. Tadeo, con el corazón latiendo a mil por hora, se sintió preocupado.
"Debo ayudar a mis amigos!" - gritó Tadeo, apenado.
Gilda se posó en su hombro:
"Sí, Tadeo. El amor también significa cuidar de quienes son importantes para nosotros. Vamos, juntos podemos crear un plan".
Juntos, Tadeo, Gilda y Rita, unieron fuerzas y con la ayuda de las aves del bosque, empezaron a hacer pequeños diques con ramas y hojas para redirigir el agua. Al final del día, lograron salvar a muchos animales y mantener el pantano a salvo.
"¡Lo hicimos! ¡La amistad y el amor nos unieron!" - exclamó Tadeo, con una sonrisa de gratitud.
Con el tiempo, Tadeo aprendió que el amor no solo era algo que se sentía, sino que también se mostraba con acciones y generosidad. Gilda le dijo:
"Ahora que conoces el verdadero poder del amor, puedes transmitirlo a otros. ¡Siempre habrá espacio para más amor en tu vida!".
Tadeo sonrió y prometió seguir cuidando del pantano y de todos sus amigos.
Y así, cada vez que pasaba por un sendero con Gilda, recordaba que el amor estaba y estaría en cada rincón del pantano, en cada melodía y en cada gesto amable que compartían. Y aprendió que cada día era una oportunidad para encontrar amor en el mundo que lo rodeaba.
FIN.