El hombre solitario



Había una vez un hombre llamado Lucas, quien vivía en las afueras de un pequeño pueblo. Lucas era un hombre solitario, pasaba sus días trabajando en su huerta y sus noches observando las estrellas en busca de compañía.

A pesar de su soledad, Lucas siempre mantenía su buen humor y su bondad sin importar las circunstancias. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró un pequeño cachorro abandonado. Lucas decidió llevarlo a casa y cuidarlo.

El cachorro, al que llamó Ruffo, se convirtió en su compañero y juntos vivieron muchas aventuras, pero un día, Ruffo desapareció misteriosamente. Lucas se sumergió en la tristeza, extrañando a su amigo fiel.

Pasaron los días y la tristeza se convirtió en desesperación, no sabía qué hacer. Un día, mientras buscaba a Ruffo por todo el pueblo, se encontró con una feria itinerante. Decidió entrar y allí vio a un payaso triste y solitario, Lucas se acercó y le preguntó por qué estaba tan triste.

El payaso le contó que había perdido a su compañero de trabajo, su mono Coco. Lucas le contó su historia con Ruffo. Juntos, decidieron ayudarse mutuamente para encontrar a sus seres perdidos.

Así, emprendieron un viaje por el bosque y las montañas en busca de sus amigos. Al final, encontraron a Ruffo y a Coco, que habían estado juntos todo el tiempo.

Lucas y el payaso se dieron cuenta de que la verdadera compañía y el amor siempre estaban a su alrededor, solo tenían que saber buscarlos. Desde ese día, Lucas no se sintió más solitario, y el payaso encontró en él a un verdadero amigo.

FIN.

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