El Home Run de Jhon Díaz



Era un día soleado en Caracas, y el estadio de los Leones estaba lleno de fanáticos emocionados. Jhon Díaz, un joven pelotero, estaba nervioso antes del partido. Su equipo, los Leones de Caracas, se enfrentaba a los Tigrillos de Maracay, un rival muy fuerte.

"¡Vamos Jhon, tú puedes hacerlo!" le gritó su mejor amigo, Miguel, desde la tribuna.

"Sí, pero tengo miedo de fallar..." respondió Jhon, con la cabeza gacha.

"No te preocupes, lo más importante es divertirnos. Además, todos cometemos errores. Hoy solo hay que dar lo mejor de uno", lo animó Miguel.

Con esas palabras, Jhon se sintió un poco más seguro. Al iniciar el partido, los Tigrillos comenzaron ganando 5-0, y la tensión en el aire era palpable. Jhon se encontraba en la banca, viendo cómo su equipo luchaba con el marcador en contra.

"¡Vamos Leones, no se rindan!" coreó el público. Jhon decidió que quería hacer algo para ayudar a su equipo.

Finalmente, llegó su turno de batear. Se colocó el casco y se acercó al plato. El pitcher de los Tigrillos lo miró con confianza, mientras Jhon trataba de concentrarse.

"Respira hondo y piensa en jugar", se dijo a sí mismo. En ese momento escuchó la voz de su madre en su mente: "Siempre da lo mejor de ti, hijo. ¡Tú puedes!"

El primer lanzamiento fue una poderosa recta. Jhon no pudo conectar. El segundo lanzamiento llegó, y este era una curva. Jhon sintió que el tiempo se detenía.

"¡Ahora o nunca!" gritó Miguel desde la tribuna, como si estuviera leyendo la mente de Jhon. Con todo su esfuerzo, Jhon levantó el bate y conectó a la bola. El sonido del choque retumbó en el aire. ¡Era un home run espectacular!"¡Sííí!" gritó Jhon, corriendo por las bases mientras la pelota volaba alto en el cielo.

El público estalló en vítores y aplausos mientras los fanáticos de los Tigrillos miraban boquiabiertos. Jhon llegó a la casa base, y sus compañeros lo abrazaron emocionados.

"¡Lo lograste, Jhon! ¡Eres un héroe!" exclamó uno de sus compañeros.

Sin embargo, el partido aún no había terminado. El marcador estaba 5-4. El equipo tuvo una nueva energía, y la confianza de Jhon encendió la chispa en todos. Vieron lo que podían lograr cuando creían en sí mismos. El ambiente en el estadio era electrizante.

En la siguiente entrada, los Leones lograron acercarse al marcador, anotando otro run. Era el momento clave. Con el marcador empatado 5-5, Jhon respiró hondo y se preparó para el siguiente turno.

"¡Vamos, Leones! ¡A seguir luchando!" gritó Jhon, lleno de emoción y determinación.

Jhon no decepcionó. Con un par de buenas jugadas, el equipo siguió sumando puntos. En los últimos momentos del partido, un batazo de otro compañero trajo 4 carreras más, culminando con un increíble 10-5 a favor de los Leones.

Cuando sonó el último out, el estadio estalló en júbilo. Jhon no podía creer lo que había sucedido.

"Hiciste un gran trabajo, Jhon!" le decía Miguel mientras se abrazaban.

"No solo fue por mí, todo el equipo jugó increíble" respondió Jhon, con una sonrisa de oreja a oreja.

Esa noche, mientras celebraban, Jhon comprendió que el verdadero valor estaba en el trabajo en equipo, en nunca rendirse y en disfrutar del juego. Había aprendido que a veces caemos y nos sentimos desanimados, pero siempre hay una oportunidad para levantarnos y dar lo mejor de nosotros.

Desde ese día, los Leones de Caracas continuaron jugando, siempre recordando el espectacular home run de Jhon Díaz, y cómo la perseverancia y el trabajo en equipo pueden llevarnos a alcanzar nuestros sueños.

FIN.

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