El Horizonte de Lara
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, una chica llamada Lara. Lara era feliz y le encantaba explorar la naturaleza. Tenía un grupo de amigos muy unido, pero había una cosa que la preocupaba: su relación con Tomás, su novio. Desde hacía un tiempo, Lara había comenzado a sentirse distante de él. Siempre había sido divertido estar juntos, pero ahora sentía que no tenían los mismos sueños.
Una tarde, mientras caminaba por el bosque con su perrito Rocco, se encontró con su amiga Valen.
"¡Hola, Lara! ¿Cómo estás?"
"Hola, Valen. No tan bien, la verdad. Siento que mi relación con Tomás no tiene futuro..."
Valen la miró con preocupación.
"¿Por qué lo decís? ¿Pasaron algo?"
"No sé... Simplemente siento que él quiere hacer cosas que no son lo mismo que a mí me gustaría. Y me da miedo que no podamos ser felices juntos."
Valen pensó un momento y le dio una idea.
"¿Por qué no hablas con él? A veces lo mejor es decir lo que uno siente. Además, podrías proponerle que hagan cosas juntos y vean si pueden encontrar un camino en común."
Lara asintió, dudosa pero decidida. Aquel fin de semana, invitaría a Tomás a un picnic en su lugar favorito, al borde del lago.
El día soleado llegó y se encontraron en el parque. Lara intentaba disfrutar de la belleza del lugar mientras los pájaros cantaban.
"Tomás, necesitaba hablar con vos..."
Tomás, entusiasmado, le respondió.
"¿De qué se trata? ¿Algo sobre el concierto de la semana próxima?"
Lara respiró hondo.
"No, es algo más importante. A veces siento que estamos en diferentes rumbos y no sé si podemos seguir juntos..."
Tomás se quedó en silencio.
"¿Por qué pensás eso? Yo te quiero, Lara. Lo que más quiero es que estemos bien juntos. Pero quizás no he estado prestando atención a lo que te importa."
Lara se sorprendió por su respuesta.
"¿En serio? A mí también me importa mucho nuestra relación, pero siento que es difícil encontrar un equilibrio en lo que queremos."
Entonces, Tomás sonrió.
"¡Amo la idea de que busquemos juntos cosas que nos gusten! Ya sé, ¿por qué no armamos un proyecto de verano? Podemos hacer voluntariado en la escuela de verano del barrio."
Lara iluminó su rostro.
"¡Eso suena genial! También podríamos ayudar a limpiar la playa del pueblo."
Ambos se entusiasmaron con la idea de trabajar juntos en algo que beneficiara a otros.
De pronto, se dieron cuenta de que compartir visiones y sueños podía fortalecer su relación. Lara y Tomás empezaron a planear excursiones, proyectos y actividades comunitarias, divirtiéndose y aprendiendo el uno del otro.
Con el tiempo, su relación se transformó en una amistad profunda, más que en una simple pareja, y eso les enseñó que en el camino de la vida hay muchas formas de acompañarse.
Así se dieron cuenta de que el amor no solo fue una chispa, sino un fuego que se alimenta con la complicidad y el compañerismo.
Y así, Lara también descubrió que el futuro no es algo fijo que uno debe seguir, sino un horizonte lleno de posibilidades, donde se puede construir lo que uno desee, siempre que estén abiertos a escucharse y a ser sinceros.
Desde ese día, cada vez que Lara siente que hay algo que no va, recuerda que siempre habrá un camino lleno de estrellas y diversión, siempre que haya sinceridad y amor.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.