El Hospital Secreto de las Montañas
En un pequeño pueblo rodeado de imponentes montañas, existía un hospital muy particular que pocos conocían. No era un hospital cualquiera; en su interior, se guardaban secretos mágicos que ayudaban a los niños a sanar sus corazones y a descubrir lo que realmente eran capaces de hacer.
En este lugar, vivían tres niños especiales: Lucía, Álvaro y Sofía.
Lucía era una niña enamorada de los cuentos; pasaba horas leyendo historias sobre héroes que superaban obstáculos, pero había perdido la fuerza para caminar. Ella soñaba con recorrer los bosques y hablar con los animales, pero su cuerpo no la dejaba.
Álvaro era un pequeño mago aficionado. Desde que tuvo un accidente mientras intentaba hacer un truco de magia, no podía mover un brazo. Siempre llevaba consigo su sombrero de mago, y aunque se sentía triste muchas veces, buscaba siempre la forma de hacer sonreír a los demás.
Sofía, la más sonriente de las tres, parecía tener una vida perfecta, pero por dentro sentía que le faltaba algo. A pesar de su risa contagiosa, su corazón anhelaba aventuras y a veces se sentía sola.
Un día, los tres amigos decidieron explorar el hospital mágico, atraídos por las leyendas que hablaban de un jardín encantado que podía cumplir deseos.
"¿Quién se anima a buscarlo?" - preguntó Sofía con ojos brillantes.
"¡Yo!" - respondió Lucía entusiasmada. "Podría ser una aventura increíble!"
"Y si encontramos algo mágico, tal vez podríamos ayudar a hacernos sentir mejor" - añadió Álvaro, sonriendo con su otro brazo.
Mientras avanzaban por los pasillos del hospital, encontraron un antiguo libro en la biblioteca.
"¿Qué dice?" - preguntó Lucía, acercándose.
"Habla sobre un jardín que solo se revela a quienes tienen un corazón puro y una gran voluntad. Dice que hay que resolver tres acertijos" - explicó Álvaro.
"¡Eso es! ¡Podemos hacerlo juntos!" - exclamó Sofía, emocionada.
Y así comenzó su aventura. El primer acertijo habló de encontrar un objeto brillante. Los niños decidieron buscar en el armario de la sala de juegos y encontraron un hermoso espejo que reflejaba sus sonrisas. Cuando lo sostuvieron, una puerta mágica se abrió, llevándolos al segundo acertijo.
El segundo acertijo suponía un reto físico: debían atravesar un puente colgante que se movía.
"No sé si podré cruzar, tengo miedo" - admitió Lucía, mirando hacia el abismo.
"Lucía, usa tu imaginación! Imagina que estás volando, como en tus cuentos" - la animó Álvaro.
"¡Sí! Piensa en una brillante aventura, ¡nosotros te ayudaremos!" - agregó Sofía.
Con el apoyo de sus amigos, Lucía se concentró y se imaginó cruzando el puente en un suelo azul lleno de flores. Lentamente, avanzó, y sorprendentemente se sintió más fuerte. Cruzó y siempre fue apoyada por sus amigos.
El último acertijo era sobre compartir un secreto. Los niños se sentaron en círculo y revelaron sus deseos más profundos.
"Yo deseo encontrar la fuerza para caminar sin dificultad" - dijo Lucía, con la esperanza brillando en sus ojos.
"Yo quiero volver a hacer magia" - confesó Álvaro, con el corazón palpitante.
"Y yo deseo más aventuras y que mis amigos siempre estén a mi lado" - declaró Sofía, sonriendo.
Cuando compartieron sus secretos, una mariposa mágica apareció ante ellos, brillando intensamente.
"Han resuelto el último acertijo. El jardín se desbloqueará ahora, pero no se olviden de agradecer siempre a su corazón por ser valiente" - dijo la mariposa.
Los niños fueron guiados hacia un hermoso jardín lleno de flores de colores mágicos que brillaban como estrellas.
"¿Realmente podremos tener lo que deseamos?" - preguntó Lucía, sus ojos iluminados por la maravilla.
"Lo que más deseamos puede lograrse, pero solo si seguimos apoyándonos mutuamente" - respondió Sofía.
Cada niño se acercó a una flor mágica y, al tocarlas, sintieron una energía que los llenó por dentro.
Lucía sintió una fuerza nueva en sus piernas, Álvaro movió su brazo por primera vez desde el accidente y Sofía sintió su corazón pleno de agradecimiento y felicidad. El jardín no solo les cumplió deseos físicos, sino que les enseñó el poder de la amistad y el valor de ser valientes.
Desde ese día, los tres continuaron sus aventuras juntas, siempre explorando los rincones mágicos de su pequeño pueblo y buscando nuevas historias por contar.
FIN.