El Hotel de los Sueños Brillantes
Era una mañana soleada cuando Clara y su hermano Matías llegaron al mágico Hotel de los Sueños Brillantes, un lugar donde cada rincón estaba lleno de colores, luces y sorpresas. En la entrada, dos personajes animados, un pingüino llamado Pipo y una mariposa llamada Lila, los recibieron con grandes sonrisas.
"¡Bienvenidos al Hotel de los Sueños Brillantes!" - dijo Pipo con su voz alegre.
"¡Sí! Aquí cada habitación tiene un tema especial y está llena de sorpresas!" - añadió Lila revoloteando alrededor de ellos.
Los niños miraron las habitaciones, y cada una tenía un letrero con un número brillante y luces parpadeantes. Clara eligió la habitación número 7, que era un mundo bajo el agua lleno de peces y corales de colores. Matías, por su parte, se decidió por la habitación número 3, que era un bosque encantado con árboles enormes y animales de peluche que hablaban.
Una vez instalados, escucharon un ruido misterioso que venía de la piscina. Al asomarse, vieron que un grupo de criaturas animadas estaba organizando una fiesta. Había personajes de cuentos y películas que estaban bailando bajo las luces multicolores.
"¡Vamos a la fiesta, Clara!" - gritó Matías emocionado.
"¡Sí! Vamos a ver qué hacen esos amigos animados" - respondió Clara.
Cuando llegaron a la piscina, se encontraron con una mesa llena de deliciosos bocadillos. Pipo se acercó a ellos.
"¡Hola, amigos! Están invitados a la mejor fiesta de verano. Pueden comer lo que deseen y bailar hasta que se pongan a dormir. ¡Pero hay una regla especial!"
"¿Cuál es?" - preguntó Clara curiosa.
"¡Debemos ayudar a nuestros amigos a cumplir un deseo! Hoy, cada personaje animado tiene algo que anhelar, y ustedes pueden ayudarlos con eso!" - contestó Pipo entusiasmado.
Clara y Matías miraron a su alrededor y vieron a un dragón de papel que lloraba.
"¿Por qué lloras, amigo dragón?" - preguntó Matías.
"Quiero volar alto como los pájaros, pero no puedo", respondió el dragón.
"¡Podemos ayudarte!" - dijo Clara.
Después de un brainstorming lleno de ideas, Clara sugirió construir un enorme globo aerostático para que el dragón volara. Todos los personajes animados se unieron para reunir materiales.
"¡Vamos a los cuarteles de diversión!" - gritó Lila mientras organizaban la búsqueda.
Juntos, buscaron telas, colores y, en poco tiempo, lograron armar un gigantesco globo. El dragón, emocionado, se subió y cuando lo elevaron al cielo, sus ojos brillaron de alegría.
"¡Gracias! ¡Por fin puedo volar!" - gritó el dragón, mientras danzaba en el aire. Todos aplaudieron.
A medida que la fiesta avanzaba y los deseos se iban cumpliendo uno a uno, Clara y Matías se sintieron más alegres. Pero entonces, notaron que el tiempo pasaba rápidamente y que era tiempo de volver a su habitación.
Al despedirse, Pipo dijo:
"Recuerden, no solo vinieron a disfrutar, sino también a ayudar. Todos los deseos son importantes, y juntos podemos hacer cosas increíbles. ¡No olviden eso en su hogar!"
Esa noche, mientras se acomodaban en sus camas brillantes, Clara miró a Matías y dijo:
"¿No fue increíble? Ayudamos a un dragón a volar. Creo que eso es lo mejor que he hecho en mi vida."
"Sí, y viajamos por el mundo de los sueños. ¡Quiero ayudar a más amigos!" - respondió Matías.
Mientras cerraban los ojos, sabían que el día siguiente les traería más aventuras y más deseos por cumplir. El Hotel de los Sueños Brillantes no solo era un lugar mágico, era un espacio donde la generosidad y la amistad eran las luces más brillantes de todas.
Así, el día terminó, lleno de risas, colaboración y un profundo deseo de seguir ayudando a los demás, mostrando que en la vida, la mayor alegría viene de hacer felices a otros.
FIN.