El huerto aromático de Nora y sus amigos
Había una vez una niña llamada Nora, que tenía 3 años y era muy curiosa. Le encantaba explorar el mundo que la rodeaba y aprender cosas nuevas.
Un día, mientras jugaba en el jardín de su abuelita Carmen, Nora vio unas plantas con colores brillantes y un aroma delicioso. "-Abuelita Carmen, ¿qué son estas plantitas tan bonitas?" preguntó Nora emocionada. "-Estas son plantas aromáticas, mi querida Nora", respondió su abuelita con una sonrisa.
"Tienen muchos beneficios para nuestra salud y también pueden ser usadas en la cocina para darle sabor a nuestras comidas". Nora se acercó a las plantas y comenzó a olerlas una por una.
Cada planta tenía un aroma diferente: romero, lavanda, menta y albahaca. "-¡Huelen tan bien!" exclamó Nora maravillada. Su abuelita Carmen le explicó cómo cuidar las plantas aromáticas: regarlas regularmente, asegurarse de que reciban suficiente luz solar y podarlas cuando crezcan demasiado.
Los días pasaron y Nora se convirtió en la pequeña experta de las plantas aromáticas. Ayudaba a su abuela a regarlas todos los días e incluso les hablaba para animarlas a crecer fuertes y sanas.
Un día, mientras Nora estaba jugando cerca del jardín, notó algo extraño. Las hojas de algunas de las plantas estaban marchitas y tristes. Se acercó corriendo hacia su abuela para contarle lo que había visto. "-Abuelita Carmen, hay algo mal con las plantitas.
¡Se ven tristes y enfermas!", dijo Nora preocupada. Su abuelita Carmen fue rápidamente al jardín y examinó las plantas. Descubrió que habían sido atacadas por unos pequeños insectos llamados pulgones. "-No te preocupes, mi niña", tranquilizó su abuela.
"Existen métodos naturales para combatir los pulgones y proteger nuestras plantas". Abuelita Carmen enseñó a Nora cómo hacer una solución de agua y jabón para rociar sobre las plantas afectadas. Juntas, limpiaron los pulgones de cada planta con mucho cuidado.
Con el tiempo, las plantas aromáticas se recuperaron gracias al amor y cuidado de Nora y su abuelita Carmen. Las hojas volvieron a brillar y el aroma llenó nuevamente el jardín.
Un día, Nora invitó a sus amigos del vecindario a visitar el jardín de su abuela. Les mostró todas las plantas aromáticas y les contó todo lo que había aprendido sobre ellas. "-¿Quieren oler estas maravillosas hierbas?" preguntó Nora ilusionada.
Los amigos de Nora se acercaron curiosos hacia las plantas aromáticas y olfatearon cada una de ellas con asombro. "-¡Huele tan bien!" exclamaron todos al unísono.
Desde ese día, todos los niños del vecindario comenzaron a interesarse por las plantas aromáticas gracias a la curiosidad e entusiasmo de Nora. Juntos, crearon un pequeño huerto en el parque donde cultivaban sus propias hierbas aromáticas para compartir con sus familias.
Nora estaba feliz porque había compartido su amor por las plantas aromáticas con sus amigos y había aprendido a cuidarlas junto a su abuelita Carmen. Aprendió que la naturaleza es algo valioso y que podemos disfrutar de ella mientras la protegemos.
Y así, Nora siguió explorando el mundo a través de las plantas, siempre curiosa y dispuesta a aprender cosas nuevas cada día.
FIN.