El huerto de Elina
Elina estaba muy emocionada porque se acercaba su cumpleaños y ya había invitado a toda su familia y amigos a una gran fiesta en su casa.
Ella esperaba con ansias el día de su cumpleaños, no solo por la fiesta, sino también por los regalos que recibiría. - ¡Mamá, papá! ¿Ya me van a dar mi regalo de cumpleaños? - preguntó Elina emocionada. - Todavía no es tu cumpleaños, Elina.
Tienes que esperar un poquito más - respondió su mamá con una sonrisa. Elina no podía esperar más para recibir sus regalos. Pero lo que ella no sabía era que sus amigos y familiares estaban planeando algo especial para ella en su fiesta de cumpleaños.
Llegó el día de la fiesta y todos los invitados llegaron a la casa de Elina cargando sus regalos envueltos en papel brillante. La mesa estaba llena de comida deliciosa y coloridas decoraciones adornaban la sala.
- ¡Feliz Cumpleaños Elina! - gritaron todos los invitados al unísono mientras le cantaban el tradicional "cumpleaños feliz". Elina sopló las velas en su pastel rodeada por sus seres queridos.
Después abrió uno por uno los regalos que recibió: una muñeca nueva, libros ilustrados, ropa bonita y muchos juguetes nuevos. Pero cuando pensaba que ya había abierto todos los regalos, se dio cuenta de que aún quedaba uno más detrás del sofá. Era grande y estaba envuelto en un papel brillante dorado.
- ¡Abrélo Elina! - animaron todos los invitados. Elina abrió el regalo con entusiasmo y para su sorpresa, encontró una gran caja de cartón vacía. - ¿Qué es esto? - preguntó confundida.
- Espera un momento - dijo su mamá mientras sacaba algo de la bolsa. Era un paquete de semillas y herramientas de jardinería. - Este año, en lugar de darte un regalo material, queremos ayudarte a comenzar tu propio huerto en casa.
Así podrás aprender a cuidar las plantas y verlas crecer día a día - explicó su papá. Elina se emocionó al instante al escuchar eso.
Ella siempre había amado la naturaleza y explorar el mundo exterior, así que esta era la mejor idea que podían haber tenido sus padres. Desde ese día en adelante, Elina trabajó duro para cultivar su propio huerto. Aprendió sobre diferentes tipos de plantas y cómo cuidarlas adecuadamente.
Y lo más importante, descubrió cuánto amor y paciencia se necesita para ver crecer algo desde una pequeña semilla hasta una planta fuerte y saludable. Con el tiempo, Elina cosechó sus propios vegetales frescos del jardín e incluso compartió algunos con sus amigos y familiares durante las cenas familiares.
Todos estaban impresionados por lo bien que ella había hecho crecer sus plantas gracias a todo lo aprendido acerca del cuidado del medio ambiente.
A partir de ese momento, Elina supo que los mejores regalos no son necesariamente los materiales sino aquellos que le brindan experiencias únicas e inolvidables. Y así, ella aprendió a valorar la importancia de cuidar y respetar el medio ambiente mientras disfrutaba de su amor por la naturaleza cada día.
FIN.