El huerto del colegio


Había una vez un colegio muy especial llamado "Colegio Familia Hockey". En este lugar, los niños aprendían todas las asignaturas mientras también practicaban su deporte favorito: el hockey sobre hielo.

Era un colegio único en su tipo y todos los estudiantes estaban emocionados por pertenecer a él. En ese colegio trabajaban las maestras Ana y Laura, dos mujeres apasionadas por la enseñanza y el deporte.

Ambas eran exjugadoras profesionales de hockey y ahora compartían sus conocimientos con los pequeños alumnos. Un día, durante la hora del almuerzo en el comedor del colegio, Ana notó que algunos niños no estaban comiendo lo suficiente para tener energías durante las clases y los entrenamientos de hockey.

Preocupada por su bienestar, decidió hablarlo con Laura. "Laura, estoy preocupada por nuestros alumnos. Algunos de ellos no están comiendo lo necesario para rendir bien en clase y en el hockey", le dijo Ana con una mirada preocupada.

Laura asintió y pensó durante unos segundos. "Tienes razón, Ana. Necesitamos encontrar una solución para asegurarnos de que todos estén recibiendo una alimentación adecuada".

Ambas maestras se pusieron manos a la obra e idearon un plan maravilloso: crear un huerto escolar donde los niños pudieran cultivar sus propios alimentos saludables. De esta manera, aprenderían sobre nutrición al mismo tiempo que disfrutaban del proceso de plantar semillas y ver crecer sus propias verduras.

Los alumnos se entusiasmaron muchísimo con la idea del huerto escolar. Cada uno tuvo su propia parcela donde sembraron tomates, zanahorias, lechugas y muchas otras hortalizas. Aprendieron sobre el ciclo de vida de las plantas y la importancia de una alimentación balanceada.

Un día, mientras los niños estaban en clase, un fuerte viento azotó el colegio y arrancó algunas plantas del huerto. Los pequeños se entristecieron al ver su trabajo dañado. "¡Oh no! Nuestro huerto está destrozado", lamentaron los niños con lágrimas en los ojos.

Ana y Laura, junto con los demás maestros del colegio, se acercaron a ellos para consolarlos. "No se preocupen chicos. A veces ocurren imprevistos, pero lo importante es que aprendimos mucho durante este proceso", les dijo Ana con voz tranquilizadora.

Los maestros decidieron organizar una jornada solidaria para reconstruir el huerto escolar. Padres, alumnos y comunidad educativa trabajaron juntos para reparar las estructuras dañadas y volver a sembrar las plantas perdidas.

Después de unos meses de arduo trabajo, el huerto escolar volvió a florecer más hermoso que nunca. Los niños estaban emocionados al ver cómo sus esfuerzos habían dado frutos literalmente. Finalmente llegó el momento de cosechar los alimentos que habían cultivado.

Todos se reunieron en el comedor del colegio para disfrutar de una deliciosa comida preparada con los vegetales frescos del huerto. "¡Miren lo que logramos! Gracias al trabajo en equipo ahora podemos disfrutar de estas verduras saludables", exclamó Laura orgullosa mientras todos aplaudían emocionados.

Desde aquel día, los niños del Colegio Familia Hockey aprendieron que la alimentación saludable es fundamental para tener un buen rendimiento en sus actividades diarias.

Y gracias al huerto escolar, también comprendieron el valor del trabajo en equipo y la importancia de superar los obstáculos juntos. Y así, con una sonrisa en el rostro y corazones llenos de gratitud, todos continuaron su camino en el Colegio Familia Hockey, sabiendo que habían aprendido lecciones valiosas tanto dentro como fuera del aula.

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