El huerto mágico
Había una vez en la ciudad de los animales, un lugar donde todos vivían felices y contentos. Los perros jugaban en los parques, los gatos se acurrucaban al sol y los pájaros cantaban melodías alegres.
Pero había algo que les preocupaba: la falta de comida. Un día, el conejo Ramón tuvo una brillante idea. Se reunió con sus amigos la tortuga Teresa, el león Leopoldo y la vaca Violeta para plantearles su plan.
—"Amigos" , dijo Ramón emocionado, "¿y si construimos un huerto comunitario para cultivar nuestra propia comida?"Todos los animales quedaron entusiasmados con la idea y comenzaron a trabajar juntos para hacer realidad el sueño de tener alimentos frescos y saludables en la ciudad.
Cada uno contribuyó con lo que podía: las abejas trajeron polen para polinizar las flores, las hormigas llevaron semillas desde lejos y las mariposas ayudaron a esparcir alegría por todo el lugar.
Después de mucho esfuerzo, el huerto estaba listo para ser sembrado. Los animales plantaron zanahorias jugosas, tomates rojos y pepinos crujientes. Todos trabajaban duro todos los días regando las plantas y cuidándolas con amor.
Pero un día, mientras estaban ocupados en el huerto, llegó una noticia desalentadora: un grupo de ratones hambrientos se estaba comiendo todas las verduras del huerto durante la noche. Los animales se sintieron tristes pero no perdieron la esperanza. Decidieron buscar una solución creativa al problema.
Teresa, la tortuga, propuso construir una cerca alrededor del huerto para protegerlo de los ratones. Leopoldo, el león, sugirió que él vigilaría durante la noche y asustaría a cualquier intruso. Todos trabajaron juntos nuevamente y en poco tiempo terminaron la cerca.
Leopoldo se quedaba despierto toda la noche vigilando el huerto con su imponente presencia. Los ratones temblaban de miedo cada vez que veían sus feroces dientes.
Gracias a los esfuerzos combinados de los animales, finalmente lograron mantener alejados a los ratones hambrientos y disfrutar de las deliciosas verduras que habían cultivado con tanto amor. La ciudad de los animales estaba llena de risas y felicidad nuevamente. Los animales aprendieron que trabajar juntos como equipo podía superar cualquier obstáculo.
Celebraron su éxito con una gran fiesta en el huerto donde compartieron su comida y se divirtieron juntos. Desde ese día en adelante, todos los animales cuidaron del huerto comunitario y nunca más tuvieron problemas con la falta de comida.
La ciudad prosperó gracias a la unión y solidaridad entre todos sus habitantes. Y así, queridos niños, esta historia nos enseña que cuando trabajamos juntos por un objetivo común podemos superar cualquier dificultad y llevar alegría a nuestras vidas.
FIN.