El huerto mágico de Benijos
Había una vez, en el tranquilo pueblo de Benijos, un colegio llamado Víctor Rodríguez. En este colegio, los niños aprendían y se divertían en un hermoso huerto escolar.
Allí cultivaban frutas, verduras y flores con mucho amor y dedicación. Pero un día, una malvada bruja llamada Malicia llegó al pueblo. Malicia odiaba la naturaleza y quería destruir todo lo hermoso que encontrara a su paso.
Al enterarse del maravilloso huerto escolar de Benijos, decidió poner fin a esa alegría verde. Los niños del colegio Víctor Rodríguez se dieron cuenta rápidamente de las intenciones malignas de la bruja Malicia. No podían permitir que ella rompiera su amado huerto escolar.
Así que se reunieron en secreto para planificar cómo enfrentarla. El líder del grupo era Lucas, un niño valiente y decidido.
Junto a él estaban Martina, una niña inteligente; Juanito, el más rápido corriendo; Sofía, experta en plantas; Mateo y Valentina, los gemelos inseparables; Luciana, amante de los animales; Sebastián y Julieta, expertos en construcción; Ramiro y Victoria, siempre llenos de energía. Con sus habilidades combinadas y mucha creatividad e ingenio entre ellos, comenzaron a idear un plan para derrotar a la bruja Malicia.
Un día soleado por la tarde, cuando todos los demás estudiantes estaban ocupados dentro del colegio haciendo actividades normales después de clases -como estudiar o jugar-, estos once valientes niños se adentraron en el huerto escolar para enfrentar a la bruja.
Al llegar al huerto, encontraron a Malicia riendo maliciosamente mientras lanzaba hechizos oscuros sobre las plantas. Los niños no perdieron tiempo y se acercaron sigilosamente detrás de ella. -¡Detente, bruja Malicia! -gritó Lucas con voz firme.
Malicia se dio vuelta sorprendida y los miró con desprecio. -¿Qué hacen aquí, insignificantes niños? No pueden detenerme. Pero los once amigos no se dejaron intimidar.
Martina rápidamente sacó un libro de su mochila y comenzó a leer un conjuro que había investigado especialmente para esta ocasión. Mientras tanto, Juanito corrió velozmente hacia la bruja y le quitó su varita mágica. Sofía aprovechó ese momento para utilizar sus conocimientos sobre plantas y lanzar semillas especiales alrededor del huerto.
Estas semillas crecieron instantáneamente en hermosos árboles gigantes que rodeaban a Malicia, impidiéndole escapar.
Mateo y Valentina tomaron sus manos y juntos invocaron una gran tormenta de viento que hacía volar hojas secas por todos lados, dificultando aún más los movimientos de la bruja. Luciana liberó a todos los animales del colegio: conejos, pájaros e incluso algunos gatos callejeros que habían adoptado como mascotas. Estos pequeños amigos saltaban y jugaban alrededor de Malicia, distrayéndola aún más.
Sebastián y Julieta construyeron una cerca improvisada alrededor de la bruja con los materiales que encontraron en el huerto. Esta cerca estaba hecha de ramas y raíces, lo suficientemente fuerte como para mantener a Malicia atrapada.
Por último, Ramiro y Victoria utilizaron sus energías para transmitir un mensaje a todos los estudiantes del colegio. Les pidieron que salieran y se unieran a ellos en el huerto escolar para mostrar su apoyo.
Cuando los demás estudiantes llegaron, vieron a la bruja Malicia atrapada y rodeada por árboles gigantes, animales juguetones y una cerca improvisada. Los niños les explicaron cómo habían trabajado juntos para proteger su amado huerto escolar.
Impresionados por la valentía y creatividad de sus compañeros, los demás estudiantes comenzaron a aplaudir y vitorear. La bruja Malicia comprendió que no podía ganar contra tanta unidad y amor por la naturaleza.
Derrotada y avergonzada, Malicia prometió nunca más volver a hacerle daño al huerto escolar ni a ningún otro lugar lleno de vida. Y así fue como Benijos se convirtió en un lugar aún más hermoso gracias al esfuerzo conjunto de once niños valientes. Desde ese día, el colegio Víctor Rodríguez siguió prosperando con su maravilloso huerto escolar.
Los niños aprendieron sobre trabajo en equipo, respeto por la naturaleza e importancia de luchar por lo que creen.
Y cada año, cuando las flores florecían nuevamente en el huerto escolar de Benijos, todos recordaban cómo lograron derrotar a la malvada bruja Malicia y proteger ese pedacito de paraíso en su colegio.
FIN.