El hueso del tiburón



En un lejano lugar, donde las montañas y los ríos se encuentran, vivían dos amigos inseparables: un velocirraptor llamado Rafa y su amigo tiranosaurio robot llamado Robi. Ambos disfrutaban de explorar juntos el mundo que les rodeaba.

Una tarde soleada, mientras caminaban por la orilla del río, encontraron a un pequeño cangrejo que estaba atrapado en una roca. Sin pensarlo dos veces, Rafa y Robi se acercaron para ayudarlo.

"¡Hola amiguito! ¿Qué te ha pasado?"- preguntó Rafa. "Me quedé atrapado en esta roca cuando intentaba escapar de una corriente fuerte"- respondió el cangrejo con voz débil. Rafa y Robi trabajaron juntos para liberar al cangrejo y lo pusieron a salvo en el agua.

El cangrejo estaba muy agradecido por su ayuda y les prometió devolverles el favor si alguna vez necesitaban ayuda. Mientras seguían caminando por la orilla del río, encontraron algo brillante enterrado en la arena. Era un hueso enorme de tiburón.

"¡Guau! ¡Esto es impresionante!"- exclamó Robi emocionado. "Es cierto", dijo Rafa asintiendo con la cabeza," este es uno de los mayores hallazgos que hemos hecho".

Después de examinar cuidadosamente el hueso del tiburón, decidieron llevarlo a casa para mostrarlo a sus amigos dinosaurios. Pero cuando llegaron a casa se dieron cuenta de que algo extraño había ocurrido: faltaba una pieza del hueso. "¿Qué ha pasado aquí?"- preguntó Rafa confundido.

Robi comenzó a buscar en todas partes, y finalmente encontró la pieza faltante debajo de una pila de hojas. Pero lo que era aún más extraño, es que la pieza estaba rota en dos. "Alguien ha estado aquí", dijo Robi con voz seria.

Rafa y Robi comenzaron a investigar quién podría haber estado allí y descubrieron que uno de sus amigos dinosaurios había sido el responsable.

Él había tomado la pieza del hueso para tratar de hacer su propio descubrimiento importante, pero al intentar cortarlo lo había roto accidentalmente. Rafa y Robi se sintieron decepcionados por su amigo, pero también entendieron que todos cometemos errores.

Le explicaron amablemente a su amigo cómo habían trabajado juntos para liberar al cangrejo atrapado en la roca, y cómo habían encontrado el hueso del tiburón juntos también. Su amigo se sintió mal por lo que había hecho y les prometió nunca más volver a tomar algo sin permiso.

Juntos arreglaron el hueso del tiburón y decidieron donarlo al museo local para que otros pudieran aprender sobre los animales prehistóricos como ellos habían hecho. La moraleja de esta historia es trabajar juntos como amigos, ser honestos y pedir permiso antes de tomar algo prestado o usarlo.

También muestra la importancia de ayudar a otros cuando están en necesidad, incluso si son diferentes a nosotros mismos.

FIN.

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