El huracán Margot y la tranquila Luna



Había una vez en un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, dos hermanas muy distintas entre sí. Margot era como un huracán en miniatura, siempre llena de energía, lista para jugar y aventurarse en nuevas travesuras.

Su risa resonaba en todas partes y contagiaba a todos a su alrededor. Por otro lado, estaba Luna, tranquila y observadora, siempre con la nariz metida en un libro, disfrutando de la calma y la paz que encontraba entre las páginas.

A pesar de sus diferencias, las hermanas compartían un vínculo muy especial.

Una tarde, mientras jugaban en el jardín, Margot saltaba de un lado a otro, llenando el aire con su risa estruendosa, mientras Luna se sentaba bajo un árbol con su libro en mano. "¡Margot, podrías bajar un poco el volumen de tu risa? No puedo concentrarme en mi libro", pidió Luna con tranquilidad.

Margot asintió y trató de contener su risa, pero pronto la emoción la invadió de nuevo y sus carcajadas llenaron el aire una vez más. Luna suspiró con una sonrisa, sabiendo que su hermana no podía contener su entusiasmo por mucho tiempo.

FIN.

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