El increíble bautismo en la cárcel de Filipos



Había una vez un hombre llamado Pablo que viajaba por diferentes lugares enseñando a la gente acerca de Jesús. Un día, Pablo y su amigo Silas fueron a la ciudad de Filipos, donde predicaban el mensaje de amor y esperanza. Pero algunos hombres malvados los arrestaron y los metieron en la cárcel, atando sus pies en un cepo.

A medianoche, mientras Pablo y Silas cantaban himnos de alabanza a Dios, un terremoto sacudió la cárcel. Las puertas se abrieron y las cadenas de todos los prisioneros se soltaron. El carcelero, asustado, pensó que todos habían escapado, pero Pablo les aseguró que todos seguían allí. El carcelero, conmovido por la bondad de Pablo, le preguntó qué debía hacer para ser salvo.

Pablo le dijo: "Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu familia". El carcelero escuchó con atención y aceptó a Jesús en su corazón. Luego, Pablo y Silas le hablaron a él y a su familia acerca de Jesús, y en ese mismo instante, el carcelero los llevó a su casa, les lavó las heridas y les dio de comer. Después, los tres hombres fueron bautizados en el nombre de Jesús.

Desde ese día, el carcelero y su familia vivieron con amor y alegría, siguiendo los caminos del Señor. El bautismo en la cárcel de Filipos demostró que el amor de Jesús puede tocar los corazones más inesperados, mostrándoles un nuevo camino de esperanza y salvación.

FIN.

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