El increíble huerto de Antonella
Antonella era una niña muy curiosa y aventurera. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, encontró unas semillas de sandía. Emocionada, corrió a mostrarle a su mamá lo que había descubierto.
"Mamá, ¡mira lo que encontré! ¿Qué son estas semillas?" -exclamó Antonella. Su mamá, sonriendo, le explicó que eran semillas de sandía, y que juntas podrían plantarlas en un pequeño huerto detrás de la casa.
Emocionada, Antonella se puso manos a la obra con la ayuda de su mamá. Cavaron la tierra, sembraron las semillas y las regaron con cuidado. Todos los días, Antonella regaba las plantas y revisaba su crecimiento con ansias. Pasaron las semanas y las plantas comenzaron a crecer.
Antonella observaba maravillada cómo las hojas verdes comenzaban a dar paso a pequeñas flores blancas. Un día, emocionada, corrió a buscar a su mamá. "Mamá, mamá, ¡mira! ¡Aparecieron pequeñas sandías!" Su mamá se abrazó a Antonella emocionada.
Juntas cuidaron las plantas con cariño hasta que finalmente llegó el día de cosechar. Antonella, con sus tijeras de jardín, cortó con cuidado las sandías. ¡Eran perfectas! Grandes, jugosas y deliciosas.
La mamá de Antonella preparó una refrescante ensalada de frutas con las sandías, y todos en la familia disfrutaron de su sabor. Desde ese día, Antonella sintió un amor especial por la naturaleza y aprendió lo maravillosa que es ver crecer algo con amor, esfuerzo y paciencia.
FIN.