El increíble mundo de los protistas
En un bosque encantado, muy lejano de la ciudad, vivían unos seres diminutos llamados protistas. Había Alga la Alegre, una alga verde y escurridiza que siempre estaba bailando al compás del viento.
También estaba Ameba la Amistosa, una pequeña célula redonda que disfrutaba de abrazar a todos los habitantes del bosque. Y no podía faltar Paramecio el Parlanchín, un ser alargado con pelitos en su superficie que pasaba el día contando historias y chismes a sus amigos.
Un día, los tres amigos decidieron realizar un viaje por el bosque para descubrir más sobre la fisiología de sus cuerpos mágicos. - '¿A dónde creen que deberíamos ir para encontrar respuestas sobre nuestra fisiología?' preguntó Ameba.
- 'Creo que el libro 'La Vida en la Tierra' que está en la biblioteca del sabio Bacterio puede tener la información que buscamos', sugirió Alga.
Entusiasmados, los tres amigos se dirigieron hacia la biblioteca, donde fueron recibidos por Bacterio el Sabio, una bacteria sabia y anciana que conocía todos los secretos del bosque. - '¡Bacterio, necesitamos tu ayuda para entender nuestras fisiologías!', exclamó Paramecio. - 'Tranquilos, queridos protistas.
Aquí en este libro encontrarán toda la información que buscan', dijo Bacterio mientras les enseñaba el capítulo sobre los protistas del libro 'La Vida en la Tierra'. Los amigos se sumergieron en la lectura y descubrieron fascinantes detalles sobre sus cuerpos y funciones.
Aprendieron sobre la fotosíntesis de Alga, la capacidad de reproducción de Ameba y la locomoción de Paramecio. Llenos de asombro y conocimiento, los protistas agradecieron a Bacterio y regresaron al bosque para compartir lo aprendido con los demás habitantes.
Desde entonces, Alga, Ameba y Paramecio se convirtieron en los sabios del bosque, ayudando a todos sus amigos a comprender la importancia de la fisiología en la vida de todos los seres vivos.
FIN.