El increíble viaje de Mariana y su hermana


Mariana vivía en un pequeño pueblo donde todos se conocían y ayudaban. Ella tenía una hermana pequeña llamada Sofía, quien no podía caminar. A pesar de esto, Sofía siempre tenía una sonrisa en su rostro y nunca se quejaba.

Mariana era muy cercana a su hermana y siempre buscaba maneras de hacerla sentir incluida. Una de las cosas que más disfrutaban juntas era hacer los deberes después de la escuela.

A pesar de que Sofía no podía caminar, tenía una mente brillante y adoraba aprender. Mariana se aseguraba de que su hermana siempre se sintiera parte de todo. 'Sofía, ¿qué te parece si hoy aprendemos sobre los dinosaurios en lugar de matemáticas?', propuso Mariana con una sonrisa.

Sofía asintió emocionada y sacaron todos los libros y papeles necesarios para comenzar su aventura de aprendizaje. Durante las horas siguientes, leyeron sobre diferentes tipos de dinosaurios, sus hábitats y alimentación. Se sumergieron en un mundo lleno de aventura y descubrimiento.

'-Mariana, ¿crees que los dinosaurios eran como los dragones de los cuentos?', preguntó Sofía con curiosidad. '-Podría ser, Sofi.

Quizás algún día descubran que los dinosaurios escupían fuego como los dragones de las historias', respondió Mariana, imaginando un mundo donde los dinosaurios y los dragones eran lo mismo. A medida que avanzaban en su tarea, Mariana notó cómo los ojos de su hermana brillaban de emoción y asombro con cada nueva pieza de información.

'Sofía, si los dinosaurios vivieran en la actualidad, ¿a cuál te gustaría ver?'. '-Quisiera ver a un Brachiosaurio, ¡son enormes y muy amigables!', exclamó Sofía con entusiasmo. Mariana sonrió, encantada de ver a su hermana tan feliz.

Poco a poco, el sol comenzó a ponerse y las sombras se alargaron en la habitación. Mariana y Sofía recogieron sus cosas, listas para presentarle a su mamá todo lo que habían aprendido. '¡Fue un día increíble!', exclamó Sofía con una gran sonrisa. '-Sí, Sofi, lo fue.

Gracias por ser mi mejor compañera de aventuras', dijo Mariana, abrazando a su hermana con cariño. Esa noche, Mariana y Sofía se acostaron pensando en todos los misterios que el mundo tenía para ofrecerles.

Mariana sabía que, sin importar lo que el futuro les deparara, siempre tendrían el uno al otro para superar cualquier obstáculo que apareciera en su camino.

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