El increíble viaje del color amarillo
Había una vez en un mundo de colores, un alegre color amarillo llamado Solete. Solete era el color más brillante y alegre de todos, siempre iluminando el cielo y alegrando a todo aquel que lo veía.
Un día, Solete decidió emprender un viaje para descubrir el mundo y conocer a otros colores. "¡Hola, Solete! ¿A dónde vas?" preguntó el color verde. "Voy a recorrer el mundo y conocer a otros colores, quiero aprender cosas nuevas", respondió Solete.
Animado, Solete se despidió y continuó su viaje. En su camino, conoció al color azul del cielo, al rojo de las rosas, al anaranjado de las mariposas y a muchos más.
Todos le contaban acerca de sus aventuras y Solete compartía sus propias experiencias. Pero un día, Solete llegó a un lugar donde no había colores. Era un lugar triste y gris, donde la gente no sonreía. Solete se puso triste al ver eso, pero decidió que podía hacer algo al respecto.
Entonces, empezó a iluminar el lugar con su brillo y alegría, poco a poco, el lugar comenzó a llenarse de color y las personas empezaron a sonreír de nuevo. Solete había traído la alegría de vuelta a ese lugar.
Finalmente, Solete regresó a su hogar, pero con una lección importante: que su brillo y alegría podían hacer del mundo un lugar mejor. Desde ese día, Solete siguió iluminando el mundo con su color amarillo, llevando alegría a cada rincón.
Y así, todos aprendieron que el color amarillo no solo era brillante, sino también un color que traía alegría y esperanza. ¡El fin!
FIN.