El indio y el respeto a los animales



Había una vez en una tribu indígena de la selva un joven llamado Tupa, quien desde muy pequeño había aprendido de su abuelo el arte de la caza. Tupa era un cazador muy habilidoso y siempre traía comida para su tribu, pero un día, mientras se adentraba en la espesura, se encontró con una familia de venados. Sin dudarlo, apuntó su arco y se preparó para lanzar una flecha. En ese momento, una suave brisa le trajo el murmullo de la madre venado diciendo: "Por favor, no nos hagas daño, tenemos crías que alimentar". Tupa sintió un profundo remordimiento y decidió no disparar. En lugar de cazar, regresó a su tribu con frutas y raíces que encontró en el camino.

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Al llegar, los miembros de la tribu se sorprendieron al verlo llegar con las manos vacías. "¿Qué ha sucedido, Tupa?", preguntó su abuelo. Tupa relató lo ocurrido en el bosque. La tribu, a pesar de su asombro, escuchó atentamente su historia. El abuelo tomó la palabra: "Mi querido Tupa, has tomado una sabia decisión. En la naturaleza, debemos respetar a los animales y tomar solo lo que necesitamos para sobrevivir".

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A partir de ese día, Tupa se dedicó a explorar la selva en busca de frutas, semillas y plantas medicinales, evitando cazar a los animales a menos que fuera estrictamente necesario. Con el tiempo, la tribu aprendió a seguir su ejemplo y a respetar la vida silvestre. Tupa se convirtió en un líder respetado, enseñando a los más jóvenes la importancia de cuidar y preservar la belleza de la selva.

Pasaron los años y la tribu de Tupa se convirtió en un ejemplo de convivencia armoniosa con la naturaleza. Juntos aprendieron a cuidar el bosque, a respetar a los animales y a vivir en equilibrio con el mundo que los rodeaba. Tupa se convirtió en un sabio anciano, recordado por las futuras generaciones como el indio que enseñó a su tribu el valor del respeto hacia todas las formas de vida.

FIN.

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